Por Berenice Vásquez
Ciudad de México. Ellas, las que no celebraron este 10 de mayo, marcharon por las calles de 19 estados del país para exigir justicia por sus hijos, hijas, esposos, hermanos, hermanas, tíos, desaparecidos.
La Ciudad de México no fue la excepción. Familiares de las víctimas arribaron de distintas entidades al Monumento a la Madre para partir hacia el Ángel de la Independencia portando mantas y pancartas con los rostros de cientos de personas desaparecidas.
Éste, es el séptimo año que se realiza la Marcha de la Dignidad Nacional, Madres Buscando a sus hijos, hijas…, sin obtener prácticamente ningún avance a sus exigencias e investigaciones, -la creación de la Fiscalía Especializada de Búsqueda de Personas Desaparecidas no cubrió sus expectativas-.
Ellas se han tenido que convertir en policías e investigadoras de sus propios casos ante un Estado omiso, rebasado por la tragedia. Las fuerzas las toman del amor por sus hijos, de la desmedida incertidumbre de saber en dónde están. “¡Al Estado mexicano queremos recordarle que a los desaparecidos los buscamos porque los amamos!”, gritaba una mujer que tomó el micrófono durante el mitin.
Además de familiares, las madres cuentan con el acompañamiento de organismo como Amnistía Internacional, la Oficina del Alto Comisionado en México para los Derechos Humanos, actores y representantes de la Iglesia como el obispo de la Diócesis de Saltillo, Raúl Vera, quien se ha caracterizado por su activismo en esta lucha.
“Nuestros gobiernos junto con toda la criminalidad que se ha desatado directamente desde la población mexicana está en forma perfectamente articulada a este desastre nacional. Cuyo rostro es la desaparición forzada. El día de hoy con dolor y amargura estamos recordando esta mañana, precisamente el día de las madres y muy cerca de las mujeres que son víctimas no sólo de la desaparición sino de los resultados de la desaparición de su propia familia”, señaló Vera.
Así mismo, en su oportunidad, el secretario general de Amnistía Internacional en Canadá, Alex Neve, se solidarizó con el dolor de las madres y señaló que desde aquel país del norte de América “han visto con mucha preocupación el aumento de desapariciones en los últimos años, el número es aterrador”.
Los pases de lista se hacen en repetidas ocasiones durante el mitin, nombre de hombres y mujeres laceran los corazones de aquellas madres que esperan la llegada de sus seres queridos. Las lágrimas son una permanente en este acto, pero nada, ni la palabra más acogedora puede minimizar su dolor. Por ello, para estas madres este 10 de mayo “No hay nada que festejar”.
Fotografías Berenice Vásquez.