Cuando el llamado es en contra de los principios democráticos que deben revestir un proceso electoral, no puede importarnos en qué Municipio, Estado o circunscripción del país se pronunció, tampoco debe ser determinante para la atención que deben darle los órganos electorales, ni la militancia del autor o su nivel de liderazgo.
Lo lamentable de la frase “desde pegar un botón, hasta matar un cabrón”, dicha a la mitad de la semana pasada en la capital michoacana por un ex líder partidista local, no espanta en sí por la palabra soez en ella contenida, sino por lo delicado del contexto electoral y la violencia que se vive en este proceso, con casi una treintena de asesinatos atroces, que han sucedido en distintos lugares de nuestro país.
El hecho de que un líder partidista incite, aunque sea de manera figurada, a la violencia, demuestra el poco respeto que algunos tienen de los procesos democráticos, además de que deja en evidencia la decadencia de los institutos políticos que no sancionan las conductas de su militancia.
La Ley de Partidos Políticos establece como obligaciones de éstos: conducir sus actividades dentro de los cauces legales y ajustar su conducta y la de sus militantes a los principios del Estado democrático; asimismo de abstenerse de recurrir a la violencia, por lo que si un militante amenaza con matar para ganar los comicios locales, el partido está faltando a su deber de cuidado respecto de la conducta de su integrante y eso, le obliga forzosamente al inicio de un procedimiento sancionatorio llevado por el órgano de control interno del partido.
Aunado a la obligación de los institutos políticos respecto a la conducta de quienes en ellos están afiliados, se encuentra el deber de las autoridades electorales tanto administrativas como jurisdiccionales de vigilar y en su caso, detener las acciones como la acontecida en días pasados.
Ello, porque es obligación de las autoridades electorales garantizar que en los procesos electorales no exista violencia física ni coacción de ningún tipo que vulnere la libertad del sufragio, más aún cuando la amenaza sea con la finalidad de obtener un triunfo electoral.
Lo lamentable es que, al día de hoy, una semana después de emitida esa burda opinión, el partido político solo se limitó a deslindarse de la actitud pleitista de su militante, sin percibirlo de que le iniciara un procedimiento por tan penosa declaración.
No olvidemos que derivado de la violencia con la que se han vivido los últimos procesos electorales, en 2016 fue emitido por diversas dependencias entre ellas el Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación, el Protocolo para Atender la Violencia Política Contra las Mujeres, y en el 2017 una nueva edición con la precisión de la violencia política contra las mujeres en razón de género.
Así que, el decir chuscamente que se defenderá el voto para una candidata mujer, como en el caso que se comenta, al precio que sea, no deja de ser una frase violenta que precisamente en este proceso electoral lastima profundo y no puede convertirse en un acto sin sentido, porque las palabras se dicen y no se las lleva el viento.
Sandra Vivanco Morales. Twitter: @Licsandra_viv | Facebook: Sandra Vivanco Morales | Web: https://sandravivanco.wordpress.com