Como dicen que En la Guerra y en el Amor Todo se Vale, entonces “voy a actuar conforme a mis intereses, pase lo que pase, pésele a quien le pese y donde me encuentre”, así parecen pensar con sus acciones algunos políticos al detentar algún cargo importante, sobre todo cuando las jugosas elecciones están por llegar.
Es el caso del senador panista Ernesto Cordero, quien presidiendo el Senado de la República, aprovecha el cargo para expresar sus inconformidades o divergencias subiéndose al ring de las campañas políticas.
Incluso ya desde otras bancadas, se le ha hecho un respetuoso llamado a disminuir sus ímpetus electorales, y tratar de darle formalidad e imparcialidad a una cámara legislativa de alto nivel como lo es el Senado de la República.
Desde septiembre pasado, un grupo de los llamados “rebeldes” albiazules, manifestó su descontento con que Ricardo Anaya (entonces presidente nacional del PAN), buscara la precandidatura a la Presidencia de la República. De hecho Anaya calificaba a esos cinco correligionarios como cómplices de quien pretendía encabezar la Fiscalía General de la Nación, el entonces procurador Raúl Cervantes.
Una vez que Cordero llegó a la presidencia de la cámara alta, se ha encargado de denostar cualquier movimiento que se presta a hacer Anaya. Ayer, los grupos parlamentarios del PAN y PRD, acusaron a Ernesto Cordero de utilizar la Mesa Directiva como vocería del PRI, por lo que le pidieron guardar silencio en temas electorales, o si no ya de plano mejor renunciar al cargo.
La discusión inició cuando este martes la perredista Angélica de la Peña presentó una “moción de procedimiento” contra Cordero, que de acuerdo a la Ley Orgánica del Congreso, se pide su remoción. “No puede estar usando la presidencia de la Mesa Directiva del Senado para estar reiteradamente atacando a uno de los contrincantes de la contienda electoral”, dijo desde su escaño la legisladora.
Aquí ya estamos viendo un caso en donde todo mundo quiere intervenir en el proceso electoral, es decir, se sienten con el derecho de poder manipular a la opinión pública con declaraciones. Lo mal visto es que se haga desde una institución, en calidad de líder senatorial y con la justificación de que los medios lo abordan y le cuestionan.
Casos así hemos visto a lo largo de sexenios, cuando el Presidente del país en turno, no resiste las ganas de comentar sobre uno u otro candidato porque sabe que la investidura le permite ser escuchado hasta el último rincón. ¿Y las consecuencias?, no son graves, porque precisamente a la Fiscalía para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) o ahora la Secretaría de la Función Pública (SFP), les hace falta dientes y no han tenido un papel realmente preponderante que ponga a temblar a quien infrinja la ley.
Vamos a ver hasta dónde piensan llegar los funcionarios o legisladores como Ernesto Cordero, que en lugar de estar cumpliendo con su función de servir y legislar, siguen buscando la manera de ponerle piedras en el camino a los contendientes que no son de su agrado o con los que mantienen viejas rencillas. En la Guerra y en el Amor Todo se Vale, bueno, y vemos que hasta en la política mañosa, se vale.
Atalo Mata Othón. Egresado de la escuela de periodismo Carlos Septién García. Tiene 19 años en el ejercicio del periodismo. Conduce noticiarios en Excélsior TV y es profesor universitario.