La tarde de ayer, en una calle de la colonia Roma vi a un joven rodeado de varios adolescentes. Algo les dada a cambio, supongo, de dinero. Y no creo que fueran dulces pues cerca de ahí había una tiendita de abarrotes y a media cuadra una tienda de conveniencia.
La Roma es una de las colonias que los delincuentes han tomado.
Ahí, en la Condesa, la Narvarte y zonas de la Nápoles se registran desde hace semanas asaltos a restaurantes, a transeúntes pero no recuerdo una nota sobre narcomenudeo desde que en la Condesa se confiscó un edificio que era centro de operaciones de narco-menudistas.
Eso me hizo recordar que por primera vez un funcionario de alto nivel del gobierno federal propuso legalizar la marihuana para fines lúdicos en zonas turísticas como Cancún y Los Cabos.
Decía Enrique de la Madrid que ya era tiempo de que nuestro país, como sucede en los Estados Unidos, hubiera entidades que sí pudieran permitir el consumo de la hierba.
Para eso, tendría que modificarse la Ley General de Salud y que esos estados legislaran sobre el tema.
Si bien en todo el país hay problemas de inseguridad y violencia por el crimen organizado, en cuatro la violencia cambió la vida de sus habitantes: Guerrero, Michoacán, Quintana Roo y Tamaulipas.
¿Es viable la propuesta de De la Madrid? Recordemos que Héctor Astudillo, el gobernador de Guerrero, se manifestó por legalizar la producción de amapola para ser procesada con fines medicinales. Se le fueron encima.
Si el secretario De la Madrid pensó en Cancún y Los Cabos, por qué no hacer lo mismo en los destinos turísticos de Acapulco, Zihuatanejo e Ixtapa. Tal vez porque la violencia es más visible en Guerrero en donde la gran noticia es que en tiempo de vacaciones Acapulco tiene ocupación de casi el cien por ciento de sus hoteles. Pero saliendo unos pasos de la zona turística, se puede vivir un calvario.
Michoacán también tiene costas en el Pacífico, y ciudades y municipios bellísimos, dignos de recibir mucho turismo como Morelia o Pátzcuaro. Pero en esa entidad también el crimen sentó sus reales. Ahí, en Michoacán comenzó la guerra de Calderón contra el crimen organizado y ya sabemos las consecuencias no solo en esa entidad, sino en todo el país.
En Quintana Roo, Cancún y parte de la Riviera Maya, se ha desatado la violencia.
Los últimos dos gobiernos priistas dejaron que las bandas criminales se asentaran en la principal sede del turismo de nuestro país y la actual administración está perdida y ausente.
No se sorprenda si en unos meses un ex gobernador de Quintana Roo es requerido por la DEA, algo saben por allá.
Otro de los estados que era visitado por extranjeros, principalmente sus vecinos de Texas era Tamaulipas. Por más de siete años esos visitantes no regresaron, hasta hace unos días que los Winter Texas vinieron invitados por las autoridades estatales y municipales al Carnaval de Playa Miramar. Eso me hizo recordar el ridículo que hizo el último priista que gobernó ese estado y que presumió unas fotografías con gente, mucha gente en playa Miramar, Matamoros, Mante y Barra del Tordo. Las fotos eran de otros años y ese señor, en 2011, quiso tomarnos el pelo. México y Tamaulipas vivían un infierno, fue año más violento antes del 2017.
La propuesta de Enrique de la Madrid está en la dinámica de lo que en el mundo se debe hacer para combatir a las bandas criminales, pero no nos hemos preparado para legalizar y asumir los retos de esa decisión.
A esa conclusión llegue cuando perdí de vista al joven y los chamacos. Y me di cuenta que, aunque soy partidario de la legalización de las drogas, no estoy todavía preparado para ello.