“Para ti niña hermosa, gracias por compartir tu historia”.
Hace unos días leí un artículo sobre la salud mental de los adolescentes, que me dejó preocupada.
Para la UNICEF el 20 por ciento de los adolescentes del mundo tiene problemas mentales o de comportamiento.
La depresión es la enfermedad que más contribuye a la morbilidad mundial entre los jóvenes de 15 a 19 años de edad.
La mitad de los trastornos mentales comienzan antes de los 14 años.
Los suicidios en esta etapa de la vida van en aumento, lo mismo que los trastornos de alimentación, el consumo de cigarro, alcohol y drogas.
¿Qué pasa con la salud mental de nuestros adolescentes?
De inmediato surgen preguntas y culpas: ¿En qué estamos fallando los padres? ¿Influye la tecnología? ¿Las redes sociales? ¿Los amigos? ¿Son los genes? ¿Es la propia adolescencia? ¿O un poco de todo?
Uno de los problemas que ha llamado mi atención, en especial, son la anorexia y la bulimia, recurrentes en jóvenes entre 14 y 19 años.
“Todo empezó con una dieta, comencé a bajar de peso y me sentí bien. Luego me dejé llevar por lo que todos dicen que es <<dañino>> como la grasa, los carbohidratos y los lácteos y los eliminé de mi dieta. Cada vez más alimentos me causaban terror, tiraba la comida en la escuela, en la casa la guardaba en servilletas. Entré en un círculo vicioso de no comer y si comía vomitaba, por miedo a subir de peso”.
Es el testimonio de Lucia, una adolescente de 14 años que padece la enfermedad.
“Nunca lo acepté hasta que en noviembre comencé a desmayarme y sentirme muy mal. Estuve internada y los médicos creían que tenía un problema en la sangre debido a la trombocitopenia que presentaba. Luego de meses y estudios, una psicóloga me dijo que el problema era un trastorno alimenticio. Fue un proceso muy difícil debido a una fuerte depresión por lo que intenté suicidarme”.
En su libro “Niñas Border patologías de las adolescentes en nuestro tiempo”, el reconocido psiquiatra Oscar Benassini Félix expone el gran problema de los estereotipos. Una mujer bella debe ser flaca, casi famélica: “ser bella es ser flaca, los desórdenes alimentarios son una de las epidemias de nuestro tiempo. Anoréxicas y bulímicas como nunca, y muchas de ellas, muchísimas son una estructura border de personalidad, que les dificultó enfrentar las demandas del mercado y la publicidad”.
En casi todos los casos, quienes padecen bulimia y anorexia han enfrentado otro trastorno psiquiátrico y tienen una elevada tasa de conducta suicida y pocas reciben el tratamiento correcto.
Bessanini Félix advierte la urgencia de revertir el fenómeno que ha dejado consecuencias fatales: fallecimientos de adolescentes o secuelas físicas y psicológicas para toda la vida.
“La adolescencia es una etapa de cambios, de maduración, durante la cual hay rasgos y patrones de conducta que no están suficientemente arraigados, por lo que es posible modificar, prevenir o limitar los daños que causan los rasgos que apenas comienzan a manifestarse”.
Las cifras son dramáticas. Se estima que en los últimos 20 años los trastornos del comportamiento alimenticio en México aumentaron 300 por ciento. El 90 por ciento son mujeres y la mayoría adolescentes, aunque en realidad no se conoce verdaderamente la magnitud del problema porque no hay estudios representativos.
Lucía pudo contar su historia porque su familia encontró el tratamiento adecuado.
Pero ¿cuántos adolescentes como ella padecerán trastornos de salud mental y no reciben la atención correcta?
Sin políticas públicas para atender la salud mental de los adolescentes, los costos serán muy altos para la sociedad.