El aguinaldo es una de las prestaciones más esperadas por los trabajadores mexicanos y representa un tema de gran relevancia económica y social. En nuestro país, fue formalmente establecida en 1970 por la Ley Federal del Trabajo, que señala que los empleados deben recibir, al menos, 15 días de salario antes del 20 de diciembre.
Recientemente, se han presentado iniciativas para incrementar esta remuneración a 30 días, aunque todavía no se han aprobado. En contraste, los trabajadores del gobierno federal recibirán 40 días de salario como aguinaldo. La discusión sobre ampliar esta prestación evidencia su importancia como estímulo económico.
Sin embargo, pese a sus ventajas, el aguinaldo a menudo no se utiliza de manera óptima, lo que limita su potencial como herramienta de ahorro. De acuerdo con Ernesto Bravo Benítez, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, los errores más frecuentes incluyen gastarlo impulsivamente en promociones que no representan un verdadero ahorro, financiar vacaciones en temporada alta y destinar gran parte de este ingreso a la compra de regalos.
“Estas prácticas no sólo reducen la capacidad de ahorro que deberíamos tener con el aguinaldo, sino que también generan problemas financieros a comienzos del año, dificultando el pago de servicios básicos y contribuyendo a una situación de estrés económico. Para cambiar este patrón, es necesario modificar la manera en que nos relacionamos con el dinero”, mencionó Bravo Benítez.
El universitario recomendó distribuir estratégicamente el recurso para maximizar sus beneficios. Una propuesta efectiva es:
- Destinar una tercera parte al ahorro.
- Otra tercera parte al pago de deudas y gastos fijos próximos.
- La última parte destinarla a gastos presentes, como regalos y cenas navideñas.
“Es importante destacar que, en situaciones de deudas significativas, puede ser necesario ajustar esta proporción, destinando una mayor parte del aguinaldo a saldar compromisos financieros pendientes y comenzar el año con mayor estabilidad”, puntualizó.
Buenas opciones
Aunque el monto mínimo del aguinaldo establecido para los trabajadores del sector privado puede parecer limitado, constituye una base para construir una estrategia de ahorro, especialmente para quienes nunca han reservado parte de este ingreso. Ernesto Bravo señaló que el primer paso para sacarle rendimiento a esta prestación es bancarizar: abrir una cuenta bancaria o digital, la cual debe ser de ahorro o de inversión, preferentemente, ya que esto permite aprovechar instrumentos seguros como bonos gubernamentales o fondos de inversión.
El objetivo, prosiguió, es que el trabajador perciba este ingreso como una herramienta para generar seguridad financiera y que el manejo responsable de este recurso sea el comienzo de un hábito que perdure durante toda la vida laboral.
“El desarrollo del hábito del ahorro es lo que ha permitido a muchos mejorar sus condiciones de vida. Para los deciles más bajos puede parecer irreal guardar parte del aguinaldo, pero incluso pequeñas cantidades pueden marcar diferencia, salvo en casos de necesidad urgente, como problemas de salud. Las culturas más prósperas han sido precisamente aquellas que inculcan el ahorro como parte de su identidad colectiva”, apuntó.
Fortalecer la educación financiera
Este enfoque cobra aún más relevancia ante el panorama actual. México enfrenta un desafío importante en materia de ahorro para el retiro, pues ocupa el último lugar entre los países con esquemas de pensiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Además, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, el 30 % de la población no cuenta con ningún tipo de ahorro.
Según Bravo Benítez, estos datos evidencian que el problema va más allá del mal uso del aguinaldo: hay una falta de hábitos financieros sólidos, lo que vuelve indispensable fortalecer la educación financiera desde etapas tempranas.
“En México persiste una cultura orientada al consumo y al endeudamiento, muchas veces impulsada por la mercadotecnia y por el uso irracional del dinero. Esto genera que un ingreso no recurrente como el aguinaldo se pierda en gastos momentáneos, dejando de lado la posibilidad de construir un futuro financiero más sólido”, añadió.
Asimismo, sugirió que el aguinaldo se otorgue después del Buen Fin, con el objetivo de promover un uso más responsable de esta prestación y favorecer el ahorro.
Un ingreso que puede cambiar hábitos
El aguinaldo no sólo representa un derecho laboral y un apoyo económico, sino también una oportunidad para transformar la relación que los trabajadores tienen con sus finanzas. La clave está en usarlo estratégicamente: ahorrar, saldar deudas y planear gastos sin caer en compras impulsivas. Éste puede ser el punto de partida para construir estabilidad financiera y fomentar hábitos que trasciendan la temporada decembrina.
