- Tiempo de Matar de John Grisham. Primera edición en México 2008.
Por. Alicia Reyes Amador
Es un título que designa una novela y posteriormente un filme, tan extensos, como impresionantes.
Grisham, demuestra en este texto todas sus cualidades como escritor. El argumento, impecable, pletórico de expresiones de antología y pistas complejas, pero que se recobran si se lee con atención, la trama compleja, llena de sorpresas hasta la última página; los personajes, todos redondos, llenos de aristas. Unos principales y otros más principales, los secundarios y hasta los incidentales tienen sustancia y están llenos de vida. El escenario se ubica en un pueblo, con una población generalizada profundamente racista y retrógrada de Mississippi.
El Kukusklan sale a las calles a manifestarse de forma natural, además tiene suficientes integrantes, para infiltrarse en los distintos núcleos sociales. Por otro lado, muchos otros que no pertenecen a éste grupo, rechazan y atacan de manera explícita a quienes no sean o se comporten como parte del núcleo de “los blancos”. Las personas no blancas, deben ser, sumisas, humildes y agradecidas al amo que les permite tenerlos como sus esclavos, incluso ante humillaciones o arbitrariedades evidentes. Aparece, desde luego, como parte de este contexto el comportamiento de jóvenes Confederados, cuya actitud desata el núcleo de la anécdota del argumento: violan, golpean y abandonan como muerta a una pequeña, hija de un trabajador de una constructora.
Cada momento, secuencia, diálogo, los muchos clímax, el desempeño de cada personaje, etc, son magistrales, pero la estrategia de Carl Lee es de destacar. Él es un hombre con varios hijos, de clase baja, sin estudios, sin recursos económicos, ni quién se los provea, sin relaciones sociales que lo apuntalen. Carl tiene información suficiente, para percatarse de que las agresiones de los blancos hacia las mujeres negras, no han sido castigadas, incluso, sabe que la violación de su hija fue perpetrada por dos jóvenes cercanos y protegidos por el Kukusklan, lo que será más que suficiente para no ser, sancionados por lo que cometieron.
Carl Lee, pondera las posibilidades de justicia objetiva y suficiente para castigar a los dos abusivos, por ello, se percata de que eso no será posible. Sin embargo, Carl intuye (muy certeramente) que Tonya, su pequeña, ha sido muy lastimada física y emocionalmente y que no curará sus heridas, nunca, si no existe justicia para ella. Tanto el amor como su responsabilidad paterna, sumadas a una inteligencia preclara le permiten elaborar a Lee una compleja, como arriesgada estrategia que tiene como objetivo proporcionar a su pequeña la justicia que requiere.
Lee, decide actuar, ejerce su libertad de elección de manera ética, decidida y más que valiente. Si lees la novela o ves la película te enterarás y podrás opinar sobre su actitud. Jack, un abogado joven con buenos maestros, sin clientela, antirracista, emprendedor, blanco (un poco presuntuoso, al principio), toma la defensa de Carl, porque éste, como parte de su estrategia, decide enfrentar lo que hizo, ante la justicia y se entrega para ser juzgado.
Desde dentro de la cárcel, logra que Jack pase de la postura antirracista en el discurso a una postura auténtica en los hechos, rescata el dinero para su familia y para pagarle a Jack. Ese dinero fue recabado esgrimiendo “su causa”. Los grupos de defensa racial y la iglesia pensaban regentearlo a favor de su organización y sus abogados, además presentar a Carl como una víctima del racismo , lo que a él le parece indignante, al contrario, su objetivo es que lo declaren inocente por haber actuado en defensa de la integridad de su hija.
Grisham crea en Carl un personaje redondo que, de hecho es el pivote de todas las acciones que van determinando las acciones principales de la trama, cerrando desenlaces y abriendo nuevos contextos.La acción es la que va dibujando la personalidad de Carl, sabe que si él es declarado culpable, su familia quedará en la indefensión y Tonya, su pequeña, vivirá con el dolor de haber sido lastimada, humillada y se sentirá siempre desprotegida. Él recuerda siempre que la niña le dijo, sin reclamo alguno, que lo había llamado cuando la estaban maltratando y él no llegó, desde luego que no podría haberlo hecho, pero para la pequeña, el sentimiento de la ausencia de su padre es un vacío que no tiene explicación y él lo sabe.
Muchos otros personajes, son entrañables; Lucien, Ellen, Freddie, Bill, Ethel, Deputy, Ozzie, Harry y muchos otros, incluso el perro de Jack, podríamos llenar mucho espacio, hablando de ellos y describiendo la importancia de su intervención, pero es mejor que cada uno experimente y se deleite con este texto.
En la novela es uno de los testigos quien tiene una idea maravillosa antes de que el veredicto para Carl se defina. En la película, es Jack quien protagoniza ese momento. Ambas escenas, son inolvidables, despliegan creatividad, se ajustan a la idea de Carl, de que empezamos a ser humanos, cuando vemos a los demás como personas, no como blancos o negros o mujeres u hombres, etc. Los dos personajes citados, obligan emocionalmente a un jurado que ya estaba decidido a castigar a Carl, convencidos de que los argumentos de Rufus, el fiscal, son impecables, además de que el contexto histórico y social son aplastantes, junto con el hecho de que Carl ha sido obligado a declararse culpable implícitamente, porque afirme nojado que lo que hizo, fue debido a que los jóvenes lo tenían merecido.
Así la historia, que tiene al lector o al observador involucrados desde el inicio hasta el momento final, se convierte en una fuente de frases sabias, ejemplos de modificación de conductas, demostración de defensa de valores y principios, a pesar de contextos en los que peligra la vida o la estabilidad, lealtades y pérdidas, dolor y miedo que se comparten paso a paso.
Tiempo de Matar, abre un debate ético sobre un tema universal, revisado una y otra vez en la historia de la humanidad ¿Tenemos como individuos la elección de terminar la vida de otro? Debemos asumir que la máxima autoridad para aplicar una sanción es el poder judicial, sea cual sea su decisión? ¿Bajo qué argumentos morales o jurídicos, podemos justificar si el tiempo de matar existe? No permitas que el tiempo de experimentar este texto avance, sin que aproveches la genialidad de Grisham.
