Por. Fernando Coca
X: @Fercoca
El asesinato de Carlos Manzo debe prender las alertas del país. Cuando un político confronta los problemas, como el de la seguridad en Uruapan, es necesario darle apoyo social e institucional para evitar tragedias como la de este primero de noviembre.
La autoridad nos dice que tenía 14 elementos que lo custodiaban. De nada sirvieron.
También nos revelan que el arma con el que lo mataron está relacionada con al menos dos enfrentamientos entre grupos del crimen organizado en la región. Dicen que el calibre es 9 milímetros, un parque prohibido para el uso de civiles en nuestro país.
Carlos Manzo fue diputado federal por MORENA. Quiso ser postulado por su partido para la presidencia de Uruapan, pero el gobernador Ramírez Bedolla lo vetó, aunque ganó la encuesta interna. Compitió como candidato independiente y venció.
En su funeral, su esposa Grecia Quiroz lamentó que nadie quiso escuchar la voz de Carlos, el que quería debatir y a habar con la verdad de las condiciones de inseguridad sin temor a lo que a la postre le sucedió.
Carlos no quería ser uno más de los asesinados de este país y sabía que su forma de enfrentar al crimen lo tenía como blanco por no ceder a la presión violenta de las bandas que operan en Michoacán.
Muchos políticos salieron a buscar el voto bajo el manto protector de un partido. Carlos debió salir a convencer a sus conciudadanos de apoyarlo para ser presidente municipal. Recorrió las calles para obtener el registro como independiente, juntando firmas para obtener la candidatura que se le negó en el partido por el cual fue diputado por intereses que no coincidían con lo que Uruapan pedía.
Confrontó no sólo a los criminales, sino que también enfrentó a los elementos de las corporaciones policiacas que extorsionaban a sus gobernados. Eso le valió no sólo golpes físicos sino políticos.
Han circulado dos videos en los que se deja clara su relación con el gobernador de Michoacán. En uno, se escucha como el gobernador le pregunta a Carlos cuántos criminales ha abatido. En el segundo, se escucha a la gente despedir al gobernador a su salida del lugar en el que se realizaban los funerales de Carlos. En ambos, la figura de Carlos no es la que queda mal.
¿Cuántos alcaldes se atreverán a hacer lo mismo que Carlos Manzo? Después de lo sucedido, ninguno. Al presidente municipal de Uruapan le hizo falta apoyo institucional y no sólo una escolta, misma que al final no sirvió para nada.
Uruapan es una localidad michoacana de casi 300 mil habitantes lo que la hace la segunda ciudad más poblada del estado. En Uruapan se unen la meseta purépecha y la tierra caliente.
El municipio es un territorio en disputa por “la plaza” por varios grupos del del crimen organizado.
Michoacán es el destino de cientos, decenas de miles de armas que son traficadas desde los Estados Unidos. Así como ya nos dieron a conocer que el arma usada para asesinar a Carlos Manzo tiene registro en enfrentamientos entre grupos delincuenciales, ojalá nos digan a qué grupo pertenecía el arma, cuándo y cómo fue usada además de la su procedencia.
Mataron a uno de los partícipes en el crimen, ¿no lo pudieron detener los 14 escoltas en lugar de abatirlo?
Lo que hizo Carlos Manzo fue gobernar para su gente, no sólo la que lo apoyó a ser diputado o alcalde, sino para todos, pues cada persona que vive en Uruapan es víctima potencial de los grupos a los que Carlos se enfrentó.
Que descanse en paz Carlos Manzo, que sea el ejemplo de un servidor público ejemplar.
