Por. Saraí Aguilar
X: @saraiarriozola
La visibilidad e inclusión en el nuevo sistema judicial llegó… pero al parecer solo para los hombres.
Así que mucho bastón de mando pero poca paridad. Pues el nuevo Órgano de Administración Judicial (OAJ) que sustituyó al Consejo de la Judicatura Federal realizó las primeras once designaciones en cargo de dirección para administrar a todo el Poder Judicial de la Federación sin dar nombramiento a ninguna mujer (Proceso, 4 de septiembre).
Y claro, porque antes de que un hombre pierda, primero pierde una mujer, pues el pacto patriarcal no solo sirve para encubrir sino para cobijar a los iguales. Pues entre los designados destacan perfiles de personajes que participaron en la elección judicial que perdieron la votación, pero fueron recompensados con un puesto, mientras que ninguna mujer fue considerada para las posiciones.
Llama la atención porque en enero, la titular de la Secretaría de las Mujeres, Citlalli Hernandez, reflexionó, como lo enunció El País, “sobre los problemas de su cartera”, y marcó las prioridades de su mandato: “reducir la violencia de género”, “prevenir sus causas” y “provocar un cambio cultural” que normalice la igualdad”.
Asimismo había mencionado su creciente preocupación por el Poder Judicial ya que era el que mostraba más resquicios machistas y patriarcales. “Tiene que reconocerlo y tiene que asumir un cambio profundo que cambiará la vida de muchísimas mujeres”, dijo entonces, refiriéndose por supuesto al Poder Judicial del pasado, no al que en teoría instauraría la 4T.
Y claro, no descubrió el hilo negro. Ya en 2024, en una mesa convocada en Utopía Libertad por varias académicas, Mylai Burgos, abogada y profesora de la UACM, mientras reflexionaba en el carácter del Poder Judicial, señalaba que “en su naturaleza histórica (que es una calca del sistema estadounidense) es racista, patriarcal, elitista y clasista”.
Argumentó que dicho poder ha funcionado en favor de las élites, porque desde sus inicios se generó como “instrumento de dominación” y como tal, está entretejido de una ideología hegemónica, que juega en favor de los intereses políticos de unos cuantos… hombres.
Así, la tan cacareada reforma judicial no solo truncó la gestión de la primera presidenta de la Suprema Corte en la historia del país, sino que también dejó intactos los espacios de poder del patriarcado.
Ya previamente se había señalado el caos de las fiscalías, las cuales quedaron intactas en la Reforma y siendo ahí el principal problema en la impartición de justicia. Entre 2017 y 2023, el número total de carpetas de investigación iniciadas al año creció un 25 por ciento. Para dimensionarlo, 2024 comenzó con más de 2.1 millones de carpetas de investigación pendientes a nivel nacional, de acuerdo con datos publicados en el reporte Hallazgos 2023, de México Evalúa. Ahí está el cuello de botella que impide que los casos lleguen ante los jueces. Recordemos que este dato permite que la impunidad sea el mayor estorbo para la justicia en casos de delitos sexuales.
Entonces, efectivamente, el Poder Judicial era y es un lugar de hombres, donde los espacios son para ellos y las mujeres no tienen cabida ni el poder ni en alcanzar justicia. Entonces la reforma ¿cómo para qué?