Por. Adriana Luna
@adrianalunacruz
Karla en medio de la desesperación con escoba en mano enfrenta a sujeto armado con una AR-15. Durante la madrugada del 12 de julio, el sujeto que supuestamente trabaja como mecánico automotriz, acudió a la casa de la joven de 28 años de edad, para molestarla o lanzarle una advertencia.
La escena deja claro el poderío machista, ese que le arrebató la vida a más de 270 mujeres en el primer semestre del año en México.
El sujeto ha evadido la justicia anteriormente, al grado de envalentonarlo para ir a reclamarle a la mujer. Exhibe su ‘inteligencia’, sus ‘influencias’, su ‘poder económico’ que le han permitido el privilegio que sólo tienen los criminales, ni siquiera los miembros de la milicia poseen su propia arma AR-15, ellos lo usan para trabajar, los otros para delinquir, pero Kelvin, usa el arma de alto poder para pavonearse e intimidar a una joven que se defiende con una escoba.
Es obvio, la escena tendría un fatal desenlace, tal como quedó grabado en una cámara de videovigilancia, en la colonia Balcones de Oblatos de Guadalajara. Los disparos a quemarropa le arrebataron la vida a Karla. Los familiares salen a la calle y se encuentran con la escena, ella yace sin vida en un charco de sangre.
Historias similares ocurren 11 veces cada 24 horas en México, mientras las autoridades lanzan promocionales de que a las mujeres se les protege con una vida libre de violencia.
La historia sigue, el sujeto huye de la justicia, como lo ha hecho anteriormente. Hace seis años, fue detenido en un motel acompañado de menores de edad. Entonces, aunque era acusado de corrupción de menores y abuso sexual, libró la cárcel. ¿Por qué no sería igual hoy?
Anduvo paseándose después del crimen, abandonó la camioneta -color blanco, con placas de Chihuahua- en el municipio de Tlajomulco, lejos de la casa de Karla. El sujeto de 24 años de edad, permaneció escondido, mandó mensajes vía celular a familiares y amigos. Eso permitió a las autoridades rastrearlo.
Finalmente, fue ubicado y detenido en la colonia Loma Dorada del municipio de Tonalá. Hoy el caso sigue el protocolo de feminicidio, ante las contundentes pruebas presentadas ante el juez, Kelvin “N” permanece en el penal de Puente Grande, Jalisco. En la audiencia, se le impuso prisión preventiva oficiosa por periodo de un año.
¿Puede un mecánico cualquiera, sin tener supuestos vínculos criminales, conseguir una AR-15? ¿Kelvin en realidad tiene actividades de narcomenudeo?
¿Se pondrá un alto a la violencia feminicida o seguirá triunfando la impunidad en un país que ha normalizado las agresiones a las mujeres?
Y la pregunta más aterradora: ¿cuántas Karlas, cuántos Kelvin siguen discutiendo en este momento en México, sumidos en una batalla desigual, en la espiral de violencia feminicida?
