viernes 25 abril, 2025
Mujer es Más –
COLUMNAS COLUMNA INVITADA

LA ABADÍA DE ELOÍSA Gigliola Taide Bernal y el derecho penal

Por. Paloma Cuevas R.

@PalomaCuevasR

 

Me fui a entrevistar a la Licenciada Gigliola Taide Bernal Rosales, quien me ha sido altamente recomendada por su labor incansable a favor de la justicia.

Paloma Cuevas (PC): ¿Quién es Gigliola Taide Bernal Rosales?

Gigliola Taide (GT): Nací en la ciudad de Toluca, Estado de México.

Mi padre era Humberto Bernal, cirujano dentista quien falleció hace 18 años; mi madre es María de la Luz Rosales, quien aún vive y se desempeñó como secretaria mecanógrafa; actualmente se dedica al hogar (ya es jubilada).

Tengo dos hijas: Constanza de 18 años y María de 13 años; soy mamá autónoma.

Soy la segunda de tres hermanas; la mayor también es cirujano dentista y la menor es abogada. Estudié la carrera de licenciada en derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma del Estado de México. Actualmente curso la maestría en derecho público. Ingresé a laborar al Poder Judicial de la Federación el 1 de junio de 1999 y actualmente me desempeño como secretaria en funciones de magistrada en materia penal.

PC: ¿Dónde descubres la justicia, la injusticia y la necesidad de poner las cosas en orden?

GT: “Descubrí la justicia desde la experiencia, no desde los libros. La descubrí cuando vi mujeres aceptar situaciones profundamente injustas como si fueran parte del destino, solo por ser mujeres. Y me di cuenta de que muchas veces, la injusticia no es solo lo que duele, sino lo que se normaliza.”

“Ahí entendí que la justicia no es solo aplicar la ley. Es, muchas veces, ponerle nombre a lo que históricamente se ha callado. Poner orden no desde el castigo, sino desde el equilibrio, la reparación, la escucha. Me formé como juzgadora porque creo que no basta con indignarse: hay que actuar con responsabilidad, con perspectiva y con humanidad.”

“Creo profundamente que impartir justicia es tener el valor de ver lo que otros prefieren ignorar, y la serenidad para transformar sin odio, pero con firmeza.”

PC: ¿Cómo y cuándo decides que quieres estudiar derecho?, ¿Qué opina tu familia?

GT: “Mi familia lo vivió como una mezcla de orgullo y sorpresa. Vengo de un entorno donde no era común que una mujer dijera: ‘quiero ser abogada’, y mucho menos que soñara con impartir justicia. Al principio había dudas, no por falta de apoyo, sino por el peso de los estereotipos: el derecho era visto como algo rudo, de ‘pleitos’, de hombres.”

“Pero poco a poco entendieron que no quería estudiar derecho para imponer, sino para entender. Para ayudar. Y, sobre todo, para cambiar las reglas del juego desde dentro, con ética, con sensibilidad. Hoy son mis aliadas. Mi madre, en especial, me enseñó con su vida todo lo que no estaba escrito en los códigos: que la justicia también se construye con empatía.”

PC: ¿Cuál ha sido el reto más grande que has enfrentado y cómo lo resolviste? ¿Cuál ha sido tu mayor satisfacción?

En lo jurídico:

GT: “Uno de los retos más grandes ha sido juzgar en casos donde la ley parecía insuficiente para la realidad que tenía frente a mí. Cuando sabes que una víctima necesita algo más que una sentencia, que necesita reparación, comprensión y dignidad… ahí es donde se pone a prueba no solo tu conocimiento jurídico, sino tu integridad como persona.”

“Resolverlo ha implicado aplicar la ley con perspectiva de género, pero también con valentía. Con decisiones que tal vez no eran cómodas, pero sí justas. Y con el compromiso de no perder nunca la humanidad, aun cuando la toga te exija firmeza.”

“¿Mi mayor satisfacción? Ver que una mujer que llegó rota, con miedo, sale del tribunal con la cabeza en alto. Saber que entendió que su historia fue escuchada. Que su verdad importó. Esa mirada vale más que cualquier reconocimiento.”

PC: ¿Crees que las instituciones dedicadas a la procuración de justicia en México han hecho un buen papel? ¿Hay espacio para mejorar?

GT: “Las instituciones de justicia en México han tenido avances, sí, pero también arrastran deudas históricas. Y la primera es con las mujeres. Durante mucho tiempo se procuró justicia sin perspectiva de género, sin sensibilidad, y a veces, sin escuchar realmente. Eso ha dejado heridas en muchas personas, especialmente en quienes han sido víctimas de violencia, de tipo sexual, físico, psicológico, económico.”

“¿Hay espacio para mejorar? Muchísimo. La justicia necesita actualizar su mirada, abrirse a otras voces, incorporar enfoques interseccionales y rendir cuentas. Necesita ser más clara, más cercana y humana.”

“Pero también quiero decir algo: hay personas dentro del sistema que están luchando por ese cambio. Juezas, jueces, defensoras, personal ministerial que todos los días hacen lo correcto, aunque no siempre sea lo más fácil. Yo creo en esas personas. Y creo que vale la pena seguir insistiendo, desde adentro, para que la justicia en México no solo se imparta… sino que también se sienta.”

PC: ¿Qué es lo que te enamora del derecho penal?

GT: “Lo que me enamora del derecho penal es que no se trata solo de castigar, sino de entender la complejidad humana. Ahí donde parece que todo está roto —una víctima, una familia, una comunidad—, el derecho penal puede ser una herramienta para reconstruir. No solo desde la sanción, sino desde la verdad, desde la reparación y desde la dignidad.”

“Me enamora que, bien aplicado, el derecho penal puede proteger lo más valioso: la vida, la libertad, la integridad. Puede poner límites al poder, y al mismo tiempo, tenderle la mano a quienes han sido históricamente ignorados.”

“Es una rama del derecho que te exige cabeza fría, pero también corazón lúcido. Y yo elegí quedarme ahí, justo donde se cruzan la ley y la conciencia.”

Te cuento de manera sencilla y concreta de un caso que apenas se resolvió en el tribunal colegiado donde laboro:

Una señora, es condenada por el delito de homicidio doloso, su participación consistió en que en un pleito de vecinos que tuvo su esposo, le pidió a ella que le pasara el arma de fuego que estaba dentro de su casa, la señora hizo caso, así que fue por el arma, la entregó a su esposo y esté disparó contra el vecino quitándole la vida.

Así que la señora fue condenada al homicidio por haberle dado el arma de fuego al esposo.

Cuando el asunto llegó al tribunal, la señora fue quien solicitó el amparo, el asunto se analizó más allá de como lo vieron tanto el juez de primera instancia como los magistrados de apelación.

En perspectiva de género, nos dimos cuenta de que la señora, desde que era pequeña, sufrió violencia física y psicológica dentro de su entorno familiar, fue criada con el estereotipo de que debía servir y obedecer a los hombres de su familia, empezando por su padre; fue educada para ser sumisa y obediente, de lo contrario habría una consecuencia de agresión física.  

Cuando la señora creció y se casó, siguió con ese mismo patrón de conducta, pero ahora el agresor era su esposo.

Entonces, en base a ese análisis de perspectiva de género que se hizo en el tribunal, se concluyó que dado que la señora era víctima de violencia desde pequeña, donde fue educada para obedecer al hombre so pena de ser golpeada, lo cual seguía sufriendo, pero ahora con el marido; entonces, ella actuó con temor al haberle proporcionado el arma al marido cuando éste se la pidió, el que no se la hubiera implicaría desobedecerlo, y por ende, los consecuentes golpes hacia su persona.

Es así como se optó, insisto, en un análisis de perspectiva de género, conceder a la señora el amparo para el efecto de que fuera liberada.

PC:¿De qué manera incides para dejar el mundo de la justicia mejor de como lo encontraste?

GT: “Intento incidir cada día desde lo más pequeño hasta lo estructural. Desde cómo se trató a una víctima desde el momento en que denunció el hecho, hasta culminar el proceso judicial, hasta cómo redacto una sentencia con lenguaje claro, sencillo y perspectiva de género. Porque la justicia no solo se imparte con fallos, también se transmite en gestos, en respeto, en escucha.”

“Busco dejar este mundo judicial un poco más consciente, menos indiferente. Que quienes pasen por una sala de justicia no salgan con más heridas de las que traían, sino con la sensación de que su voz fue reconocida.”

“Si al final de mi carrera puedo mirar atrás y saber que ayudé a humanizar la justicia, a que más mujeres se atrevieran a confiar en ella, y a que dentro del sistema se abrieran más espacios para juzgar con empatía y con firmeza, entonces sabré que valió la pena.”

Ella es Gigliola Taide Bernal Rosales, una mujer que ha dedicado gran parte de su vida al derecho y la justicia desde el ámbito penal. Importante conocer a las mujeres que desde diversas trincheras hacen de México un país donde los ideales son posibles…

 


 

Paloma Cuevas R.: Mujer y madre. Femenina cuando le da la gana. Amante declarada de México, el mezcal, el buen café y la verdad sin anestesia. Humanista, sapiosexual, docente durante más de 22 años, filósofa, columnista, escritora y locutora en temas de Cultura, Política y Erotismo.

Fundadora de #ProyectoÍtaca plataforma política y cultural. Locutora titular de #ProyectoÍtaca en Cadena Radio Mx. Promotora y gestora cultural incansable. Presidenta de la Academia para el estudio y difusión de la obra de Dolores Castro, por la Ilustre y Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de México. Asesora del Consejo Ciudadano de Historia, Cultura e Identidad Mexiquense SOMEGEM.

Antologada en más de 50 títulos a nivel internacional. Ha publicado la plaquette de poesía “De amputaciones necesarias” y el poemario “Mujer en voz alta”.

Condecorada en 2020 con la Medalla y el Pergamino Leona Vicario. Secretaria Nacional de Cultura México para la Red Internacional de Mujeres Líderes en Acción (RIMLA Internacional). Integrante del Mapa Nacional de Escritoras Mexicanas Contemporáneas.  Directora Mundial de Comunicación y Relaciones Públicas del World Poetry Fest, hasta 2020. Embajadora Estado de México de Fridas de Barcelona. Embajadora de la Red Naranja del Estado de México. Escudo de Plata 2021, para la UHE-PORTUGAL /Unión Hispano Mundial de Escritores, por México.

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