Por. Alicia Reyes Amador
En esta ocasión les presento una entrevista a un hombre importante, no famoso, pero sí relevante. Una persona que tiene el tinte del guerrero silencioso, que hace bien tenerlo cerca, aunque es, generalmente introvertido, su aura irrumpe, sin duda alguna, el lugar que compartes con él.
Alex es cuidadoso en lo que dice, pero mucho más en lo que escribe. Una de sus frases preferidas es: “Habla como puedas, pero escribe como se debe”. Alex, es un buen compañero y un gran deportista.
Alejandro Quesada Cuevas obtuvo el segundo lugar del concurso de la Federación Mexicana de Fisicoconstructivismo y Fitness A.C., en la categoría de Novato del Año 2024, celebrada en diciembre pasado.
Alicia Reyes: Alex, ¿puedes contarnos cómo te iniciaste en el tipo de ejercicio en el que ahora has sido reconocido como un ganador?
Alejandro Quesada: Yo inicié este viaje a partir de que me mudé cerca de un gimnasio en el que estaba un entrenador que aplicaba técnicas muy depuradas y efectivas, justo lo que yo necesitaba entonces.
Llegué ahí, con un sobrepeso bastante importante, me preocupaba estar así y por ello, me apliqué con dedicación y constancia a la disciplina que me indicó, por lo que después de seis meses de trabajo arduo conseguí una recomposición física, casi increíble. Una vez sembrada la semilla de la constancia y en un entorno con las condiciones adecuadas, estuve casi tres años, prácticamente ininterrumpidos en esta primera fase de mi largo recorrido.
Alicia Reyes: ¿Siempre te has inclinado a éste tipo de ejercitación física?
Alejandro Quesada: No, siempre quise practicar “cultura física”. Prefería los deportes en equipo, los deportes de contacto, pero, después de ver, de sentir y de experimentar en carne propia los beneficios y bondades de este deporte, quedé más que convencido de seguir practicando el trabajo de gimnasio.
Alicia Reyes: Sabemos que la competencia en la que participaste obtuviste un, muy bien ganado, segundo lugar, fue muy demandante ¿Nos podrías contar algunos de los momentos más difíciles por los que transitaste en este proceso?
Alejandro Quesada: Cuando aceptas la invitación a participar en una competencia de fisicoculturismo; el entrenamiento, la alimentación, los períodos de descanso, la suplementación y prácticamente el estilo de vida gira alrededor de tu objetivo; participar honrosamente en la contienda. La preparación del día a día, de la semana, del mes, es la prioridad. No hay fines de semana, descansos voluntarios, días libres o recesos. Es agotador a muchos niveles. El cuerpo se estresa, la mente quiere renunciar y el resto del cuerpo también. Pero, hay una parte de tu ser, que sale al quite, es algo (que te hace ser tú) que te equilibra y convence al resto de los que quieren renunciar a no hacerlo. Es una dura batalla interna constante, entre esa parte de ti, esa sutil fuerza, tu mente y tu cuerpo.
Otro de los momentos difíciles en mi preparación, podría decir que fue lidiar con el trabajo cotidiano bajo condiciones de deshidratación, muy baja alimentación en carbohidratos, una severa restricción en cierto tipo de alimentos, mal humor (por los fármacos ingeridos), etc.
En esos momentos yo quería pasar desapercibido en cualquier lugar al que llegaba, principalmente en el gimnasio, no quería hablar con nadie, sólo quería hacer el trabajo que me tocaba y desaparecer. Sin embargo, siempre había alguien preguntándome, yo sé que amablemente, sobre cómo estaba. confieso que en mi cabeza la respuesta era: estoy jodidamente mal, mejor no me hables. Pero, externamente yo sólo esbozaba una sonrisa y decía: bien gracias. Eso fue difícil.
Obviamente la exigencia en el entrenamiento continuaba siendo rígida y estricta, como consecuencia de ello, viví muchas madrugadas en las que me despertaban calambres inmisericordes en piernas y brazos, boca seca, mareos y las preguntas constantes que se presentaban casi, sin que yo las convocara: ¿Qué demonios estoy haciendo? ¿En qué momento se me ocurrió hacer esto? ¿Cómo llegué aquí?¿Qué gano yo con todo esto?
Aparecía entonces una voz interna que me decía: ya dalo por terminado, renuncia. ¿Sabes que podrías estar ocasionándote daño metabólico irreversible? Luego, esa misma voz , me decía: estás en una prisión sin llave, es más, sin puerta, sólo salte. Me hacía sufrir.
Otro momento difícil, ya en el proceso de cierre para presentarme a la competencia, fue cuando tuve que convencerme de no claudicar. Entonces, yo me decía: ya sólo faltan dos semanas, ya estamos en el barco, la competencia ya comenzó. En este momento, es cuando se establece la diferencia entre un tercero y un cuarto lugar o entre un primero y un segundo lugar, justo aquí se separan los competidores de los participantes. Yo me sostuve y no me solté, aunque ya tenía los dedos acalambrados.
Alicia Reyes: ¿De dónde proviene esa “sutil fuerza” de la que hablas?
Alejandro Quesada: Yo me la explico como algo que viene cuando ya no hay más remedio que ser fuerte. Cuando sabes que nadie va a venir a rescatarte, que sólo te tienes a ti.
Alicia Reyes: ¿Crees que la posee cualquier persona?
Alejandro Quesada: Si, pero para que se exprese es necesario someter al cuerpo a condiciones extremas, de manera que el cuerpo lo interprete como que la vida está en riesgo. Surge, entonces, quizá el instinto de supervivencia. Creo que todo ser evolutivo tiene esa fuerza, lo veo como un vestigio ancestral que se hace presente en condiciones extremas. Soy un convencido de que cualquier persona tiene en su ADN esa programación, sólo hace falta detonarlo. Hoy con la sobreexposición a la facilidad para conseguir y consumir que tenemos en los alimentos procesados, los estilos de vida sedentarios, la obtención de información, con un clic, etc , los cuerpos jamás se acercan, ni de lejos, a este modo de supervivencia.
Alicia Reyes: ¿Es evidente que hubo en ti, una lucha interna por hacer o dejar de hacer, pero según tu relato, parece que esa lucha empezó hace muchos años, ¿lo ves así?
Tengo poca experiencia en eventos de exhibición, sólo hacía ejercicio por salud y por verme bien. Pero una vez convencido de que quería destacar en una competencia a nivel nacional, comencé a sentirlo como una lucha. Creo que cada quien elije su lucha, en mi caso, tomé la decisión de lucha contra el trabajo físico, despertares tempranos, apegarme a un plan nutricional, lidiar con voces, calambres repentinos y dolorosos y otras cosas que ya describí.Para mí eso era más motivante que luchar contra el arrepentimiento de no haberlo hecho, de ni siquiera haberlo intentado.
Alicia Reyes: ¿Estás contento con tu desempeño en el concurso, y el lugar en que te colocaste?
Alejandro Quesada: La satisfacción al escuchar tu nombre dicho por un juez de mesa dentro del top tres, en una competencia a nivel nacional, en un contexto de más de 40 participantes, no se compara con nada. Te hace sentir que valió todo el esfuerzo. Si fue un primer, un segundo o un tercer lugar, queda un poco de lado cuando sabes que es una competencia de apreciación y por eso entra una parte subjetiva que está fuera de tu control, por ello sólo queda decir: “Me dieron el segundo, no el primer lugar, pero se queda conmigo, mi disciplina, mi constancia, mi dedicación, mi cuerpo ¡ah! y mi sutil fuerza redoblada.
Lo vivido y lo aprendido, la enorme ganancia de saber cuánto puedo exigirme, y cuánto estoy dispuesto a hacer o a dejar de hacer, eso da sentido a todo. Eso me hace sentir muy contento.
Alicia Reyes: ¿Este enorme esfuerzo que describiste, afectó tus relaciones familiares, de pareja, o sociales?
Alejandro Quesada: Mis círculos familiares, de amistades, social y laboral, son muy robustos, compuestos por gente a la que le bastaba mi explicación de que en esos momentos prácticamente estaba concentrado en un proyecto que requería toda mi atención. No tuve ningún problema en ese sentido.
Alicia Reyes: ¿Volverías a participar en otra competencia como ésta?
Alejandro Quesada: La experiencia vivida me dejó un grupo de reflexiones que quiero compartirte. Quien te dice que “no es posible hacer algo”, habla más de sus limitaciones que de las que ve en ti. y que hacer un buen trabajo o esfuerzo, no es suficiente, tienes que dar más de ese nivel. Que la disciplina es un arma muy poderosa. Quiero verme bien a la edad que vaya cumpliendo (cualquiera que ésta sea), que la fuerza física es muy útil y hay que trabajarla, pero que la fuerza mental, es la clave para lograr tus metas. Por todo lo antes dicho, elijo el tipo de incomodidad y dolor que me ayudaron a conseguir mis objetivos, a la incomodidad y el dolor de no haberlos logrado.
Afirmo que todo lo que dejes de hacer por miedo o rechazo al esfuerzo, ya no lo vas a recuperar. Después de una batalla como ésta hay una parte de ti que ya no regresa, pero hay otra que te hace más fuerte y pleno.