El letal legado de minas terrestres y otros explosivos que ha dejado el conflicto en Siria ha provocado la muerte de más de 100 niños sólo en el último mes, señaló este martes el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
En este marco, el organismo pidió a la comunidad internacional que apoye urgentemente proyectos de desminado en todo el país.
El responsable de comunicación de UNICEF para emergencias declaró a los periodistas desde Damasco que en los últimos nueve años se han registrado al menos 422 mil incidentes con artefactos explosivos sin detonar en 14 provincias de Siria, “y se calcula que la mitad de ellos han acabado con trágicas víctimas infantiles”.
“Las niñas y los niños del país siguen sufriendo el brutal impacto de las municiones sin explotar a un ritmo alarmante”, explicó Ricardo Pires.
El funcionario subrayó que, en diciembre del año pasado, 116 niños murieron o resultaron heridos por esas municiones, lo que supone una media de casi cuatro al día. Sin embargo, se trata de una probable subestimación “dada la fluidez de la situación”, dijo a los periodistas en Ginebra.
“Es la principal causa de víctimas infantiles en Siria en estos momentos y lo ha sido durante muchos años, y seguirá siéndolo”, con más de 300.000 minas aún esparcidas por todo el país, según las estimaciones.
Desplazamientos y peligro en cada paso
El peligro afecta a unos cinco millones de niños que viven en zonas contaminadas con los letales explosivos, dijo Pires, para quienes “cada paso que dan conlleva el riesgo de una tragedia inimaginable”.
Los nuevos desplazamientos han agravado el peligro. Pires recordó que, desde el 27 de noviembre y en medio de la escalada del conflicto, más de 250 mil niños se vieron obligados a huir de sus hogares ante el avance de fuerzas como Hayat Tahrir Al Sham sobre Damasco.
Para los desplazados y los que intentan regresar a sus hogares, “el peligro de los artefactos explosivos sin detonar es constante e inevitable”, subrayó.
La amenaza no ha hecho más que intensificarse desde la caída del régimen de Assad el 8 de diciembre, ya que se han abandonado muchas armas, incluidas armas explosivas, en Homs pero también en Damasco, dijo el trabajador de UNICEF.
Heridas que cambian la vida
Pires enfatizó en los efectos devastadores para los jóvenes que consiguen sobrevivir a las heridas tras una explosión.
“Incluso si los niños sobreviven a estas explosiones, la lucha no termina”, dijo. “Las heridas que les cambian la vida y las discapacidades a menudo significan que no pueden volver a la escuela o que les resulta más difícil acceder a una atención sanitaria adecuada” y se enfrentan a la estigmatización.
El responsable de UNICEF hizo un llamamiento para que se incrementen los esfuerzos humanitarios de desminado, la educación sobre el riesgo de las minas y el apoyo a los supervivientes.
Insistió en que, como parte de los debates sobre los esfuerzos de reconstrucción apoyados por la comunidad internacional, “es imperativo que se realicen inversiones inmediatas para garantizar que el terreno sea seguro y esté libre de explosivos”.
El portavoz de UNICEF, James Elder, se hizo eco de ese llamamiento, subrayando que para financiar el desminado “estamos hablando de decenas de millones de dólares (…) que salvarían miles de vidas” y ayudarían a Siria a recuperar su antiguo estatus de país de renta media.
“Es un precio muy, muy barato el que hay que pagar”, insistió.
ONU
