Por. Bárbara Lejtik
Ayer en la tiendita de conveniencia donde compro jamón y comida para mis gatos un muchacho me dijo refiriéndose a mi eterno y fiel acompañante canino “Boti”: “Ya se ve grande” y le dije que la verdad desconozco su edad porque es el perro de mi hermano (su mascota), que lo rescató y nadie conoce de su vida pasada. El chavo en cuestión me dijo: “Ya esta muy fregado no tiene menos de 50”, a lo que yo respondí:
“¡Epa! 50 no es viejo, yo tengo 52 y no me veo así”.
El tipejo (nótese cómo fue cayendo de mi gracia) me argumentó que la edad está en la mente y que mucha gente cree que se ve más joven de lo que es, yo todavía pensando que se refería al “Boti” le dije: “Pues si, yo creo que él se siente muy joven y guapo”. El tremendo patán no respondió ya nada y salió de la tienda con una mueca que a mi me pareció de burla.
Regresé a mi casa sintiéndome de 52 insoportables y pesados años. Para empeorar la situación premian a Demi Moore por su actuación en La Sustancia, solo diré que me gustó la película, la actuación no me pareció nada del otro mundo, más bien pienso que fue bien dirigida la actriz, en fin, lo incómodo es el comentario de todo el mundo: “Todavía se ve bien para su edad”.
¿Qué nos dejan al resto de las mujeres del planeta si Demi Moore y Nicole Kidman todavía se ven bien, pero ya están en las últimas y a decir de el mundo juzgador en el que vivimos “Ya se ven grandes”.
¿Grandes cómo? ¿Qué tiene de malo ser grande? ¿Por qué verte grande es sinónimo de verte mal? ¿Por qué envejecer es algo de lo que una se tenga que disculpar? De mal gusto. ¿Por qué tendríamos que abandonar cualquier actividad que implique exposición mediática y escondernos con nuestras arrugas, kilos y canas en una cueva en la que no agredamos con nuestra inminente vejez?
¿Por qué la vejez no sería bella?
¿Por qué no morir y tener el privilegio de cumplir años nos debería poner en un lugar de desventaja con el resto de las mujeres? ¿Por qué a los hombres y a las mujeres les parece enjuiciable que una mujer mayor se deje ver?
Mucho me indignaban los comentarios en los que criticaban a las hijas de Silvia Pinal diciendo que eran unas oportunistas por mostrarla tan vieja en público en vez de dejarnos recordarla como era de joven, ni modo que la señora no quisiera morirse o envejecer. Ahora resulta que la tecnología y los avances de la ciencia que nos hacen vivir más años son nuestros enemigos porque lo único que logramos es vernos más viejas y eso es lo menos deseable y más desfavorable del mundo. Vivir más para ser viejas no vale la pena, no para hacer más cosas, no para lograr retos, no vivir a plenitud por más años, la longevidad lo único que hace es jugar en nuestra contra condenándonos a ser viejas.
Una mujer mayor es mil veces más merecedora de un papel protagónico en la película de su propia vida porque simple y sencillamente tiene más historias que contar, más experiencias y más criterios para actuar en cualquier circunstancia. La edad mayor no es de ninguna forma la peor etapa de la vida y decirle a alguien: “En tus tiempos o en tu época”, es una tremenda ofensa porque estamos considerando que al crecer perdió valor en el mercado.
Las personas no perdemos vigencia, ni caducamos, no dejamos de valer la pena y sépanlo Hijos de la Mataviejitas, envejecemos todas y todos, no es exclusivo de las mujeres, el cuento de que los hombres mayores son más interesantes es un invento de los mismos hombres y en todo caso aplica para todos los sexos, a los hombres también se les nota la edad en la piel y en la actitud y no, andar con mujeres más jóvenes no les hace verse jóvenes también ni les resta edad y no les aumenta atractivo.
Perdón si les decepciono, pero ya es justo que nos dejen de tratar como objetos con fecha de expiración. Nosotras servimos hasta el último día de nuestras vidas y cada vez más, no desmerecemos por cumplir años y no vamos a caer en la eterna trampa de la mercadotecnia que hace a laboratorios y empresas ganar millonadas a costa de nuestro miedo. Si nos quieren bien y si no ustedes se la pierden porque con cada año las mujeres ganamos inteligencia, experiencia, buen gusto, fogosidad, gracia y anécdotas que nos hacen cada vez más atractivas y más deseables.
Y si me vuelvo a encontrar al estúpido chamaco que nos hizo sentir mal a “Boti” y a mí lo veré de frente y con la mejor de mis sonrisas le diré: ¡Ya quisieras!