Por. Marissa Rivera
Para qué sirve un debate si no hay confrontación.
Lo que vimos el domingo 7 fue un remedo de debate en el que ganaron, las mentiras, el silencio, la arrogancia y los yerros.
Por el bien de la democracia, los debates deberían ser entre el primero y segundo lugar. Sí, entre las dos principales contendientes.
No se trata de excluir. Se trata de darle la oportunidad a los ciudadanos de elegir entre las dos opciones reales. Que las dos aspirantes a la presidencia se confronten cara a cara, contrasten sus propuestas y respondan sin evasivas y con la verdad los cuestionamientos que entre ellas se hagan.
Porque como era evidente, no hubo el mínimo conato de autocrítica de la candidata del gobierno durante ese intento de debate.
Ni en seguridad ni en salud, muchos menos en corrupción.
La prepararon de manera extraordinaria: “no respondas”, “esquiva”, záfate”, “escúrrete”, pero “no te enganches, porque si te agarra Xóchitl no te va a soltar”.
Sabían que la candidata de oposición iba a atacar, pero la sobrestimaron, pensaron que iba a ser incisiva y tenaz, pero no midieron que su nerviosismo la iba ralentizar.
De las propuestas nadie se acuerda.
Los yerros, las ocurrencias, el dedo medio, la bandera de cabeza, el lenguaje de señas, el reloj, la intolerancia de la candidata del oficialismo y su enojo contra los mediadores, fueron los que trascendieron.
El postdebate estuvo mejor.
Dibujó de manera perfecta el nado sincronizado de la arrogancia, soberbia e intolerancia de los defensores de Claudia.
Por un lado, el ministro que quiso ser asesor se enojó al aire en el postdebate de Televisa, cuando Raymundo Riva Palacio le pidió que contestará a una pregunta muy clara, luego que Zaldívar intentara contestar sobre otro tema.
_ (RRP) Arturo, perdóname que te interrumpa, pero te estoy haciendo una pregunta muy concreta.
_ (AZLR )Yo, nada más quiero decir una cosa, voy a poder hablar de lo que a mi me parezca o estamos en un debate en donde tengo que contestar lo que tú digas y no puedo referirme a lo que dijo el senador.
En otra mesa con Ciro Gómez Leyva, la producción contactó a las dos candidatas para escuchar sus puntos de vista. Xóchitl si tomó la llamada. Claudia, no, lo que provocó la ira de Epigmenio Ibarra.
_ (CGL) Nada más una aclaración, Alfonso Brito, buen amigo, asesor de Claudia Sheinbaum, nos dice que ve muy complicado que pueda estar en estos minutos Claudia.
_ (EI) Lo que me parece incorrecto es tener en este espacio solamente a una candidata.
_ (CGL) Es a las dos, pero Claudia no ha querido.
_ (EI) Primero yo no fui informado de que esto iba a suceder, porque hubieran sido otras las condiciones.
Minutos después Claudia entró al aire vía telefónica, Epigmenio la felicitó y cuando le dieron la palabra a Germán Martínez, así la rechazó.
_ (GMC) Yo no tengo que decir nada ante una acusación previa de imparcialidad de este programa.
_ (EI) Tengo que decirlo, Claudia, yo no estaba enterado de que iba a ver una participación de las candidatas y me sorprendió el largo tiempo que estuvo Xóchitl y que tú no aparecías.
Regresando al debate, las preguntas que se eligieron no solo molestaron a la candidata de Morena, sino al mismo presidente que insiste en otra realidad que la testaruda sociedad no quiere ver y acusó al INE de ser parte de la campaña de desprestigio.
_“Toda la narrativa del debate fue eso, no reconocer absolutamente nada. Es la narrativa de Televisa, y de Azteca, y del Reforma, y de El Universal, lo que utilizaron para hacer las preguntas en el debate con una supuesta consulta a todos los ciudadanos”._
¿Por qué tan virulentos si según ellos, ganaron el debate y van arriba en las encuestas?
El próximo debate será en tres semanas, el 28 de abril.
Más allá de si nos gustan o no los debates o el desempeño de nuestras preferencias, lo que tenemos que hacer es salir a votar el 2 de junio.