Desde el inicio de la temporada invernal en octubre y hasta el 28 de diciembre del 2023, las 464 unidades de salud monitoras de enfermedad respiratoria viral (Usmer) distribuidas en todo el país, confirmaron cuatro mil 043 casos positivos de influenza y 94 decesos por esta causa.
La influenza es de origen vírico, aguda y muy contagiosa. Se trasmite de persona a persona, principalmente por medio de aerosoles que contienen virus y que se dispersan cuando un individuo enfermo tose o estornuda.
Los grupos de edad más afectados en orden descendente son mayores de 65 y el de 5 a 9 años, seguido del de 30 a 34 años. La mediana de edad es 36 años. En la distribución por sexo, 57 por ciento son mujeres.
En la actual temporada de influenza estacional, las entidades más afectadas son Nuevo León, con 28.1 por ciento; Ciudad de México, 15.8 por ciento; Zacatecas, 8.0 por ciento; Puebla y Querétaro 5.2 por ciento.
La influenza se caracteriza por fiebre, escalofríos, tos, dolor de garganta, mucosidad nasal o nariz tapada, dolores musculares, corporales y de cabeza; fatiga (cansancio) y algunas personas pueden tener vómitos y diarrea, aunque estos últimos síntomas son más comunes en niños y niñas.
El biológico contra influenza es la mejor forma de protegerse contra las formas graves atribuibles a los cuatro subtipos del virus que circulan: dos del tipo A y dos del tipo B; es gratuito en todas las instituciones públicas de salud y se puede aplicar de manera simultánea con la vacuna contra COVID-19.
La Secretaría de Salud recomienda que deben acudir a recibir la vacuna quienes tienen factores de riesgo de desarrollar enfermedad grave, es decir, las personas que viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), obesidad, diabetes, enfermedades pulmonares crónicas, del corazón o cáncer.
También deben vacunarse contra influenza quienes usan medicamentos que deprimen el sistema inmune, así como niñas y niños de seis meses a cinco años, mayores de 60, mujeres embarazadas en cualquier trimestre del embarazo y personal de salud.
Cualquier persona que presente sintomatología respiratoria, como fiebre, tos y/o malestar general, debe solicitar atención médica de manera oportuna para recibir el tratamiento adecuado y, sobre todo, no automedicarse.
Para disminuir el riesgo de contagio, es indispensable el adecuado lavado de manos de manera frecuente, evitar el contacto directo con personas enfermas, no tocar la nariz, la boca y los ojos, y aplicar estornudo de etiqueta.