Con el propósito de generar mecanismos para la prevención, atención y sanción al acoso sexual y hostigamiento sexual (AS y HS) en las Universidades Interculturales del país, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), en colaboración con la Subsecretaría de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP), marcaron la hoja ruta con las acciones para prevenir, atender de manera integral a las víctimas y sancionar estas prácticas que violentan a las jóvenes en los centros educativos.
Durante dos días de actividades en la Universidad Intercultural de Baja California, en el municipio de San Quintín, se generaron espacios de reflexión, análisis y participación de la comunidad estudianil para promover ambientes saludables, así como evitar acciones de discriminación y violencias hacia las mujeres.
Estos centros educativos son espacios de transformación de vida para jóvenes indígenas de la región que se desarrollan en contextos interculturales bilingües y agrícolas. Crear este mecanismo de atención representa una oportunidad histórica de construir un futuro que garantice condiciones igualitarias desde el marco del reconocimiento de la diversidad cultural, étnica y lingüística.
Asimismo, se realizaron sesiones de capacitación con perspectiva de género dirigidas al personal directivo, administrativo y docente para fortalecer las vías de atención. De igual manera, se integró con un enfoque intercultural, el pronunciamiento Cero Tolerancia y los mecanismos para la acción responsable en los espacios universitarios ante las conductas de acoso sexual y hostigamiento sexual.
Con la participación de la comunidad universitaria se elaboró un mapa de riesgos donde se identifican las conductas que violentan a las jóvenes dentro de los espacios educativos; también se trazó un sendero seguro para estudiantes que transitan por la zona.
Este ejercicio permitió generar acciones para reivindicar el derecho a vivir una vida libre de violencia y sin discriminación en la Universidad Intercultural de Baja California, teniendo como base la recuperación de las prácticas y saberes comunitarios, el reconocimiento de las expresiones y sentidos de vida de quienes han permanecido en exclusión, y la transformación de los procesos educativos desde una perspectiva de género e intercultural.