Por. Boris Berenzon Gorn
A Rosita Berenzon, abogada y notaria, pero sobre todo mi tía.
Marc Bloch fue torturado por la Gestapo y fusilado a la
edad de cincuenta y siete años el 16 de junio de 1944
en Saint-Didier-de-Formans, Ain, cerca de Lyon, debido
a su participación en la Resistencia.
Jasques Le Goff, “Prólogo” a Los reyes taumaturgos
En los estudios profesionales de la historia y las ciencias sociales en nuestros días, una de las influencias más importantes en lo que se refiere a la diversidad de lo estudiado y a la creación de modelos novedosos de duración, es la conocida como Escuela de los Annales. Se trata de una corriente historiográfica fundada en Francia en la década de 1920, que transformó la manera tradicional de abordar la historia desde la perspectiva positivista lineal y progresiva, permitiendo reenfocar tanto la diversidad de temas que merecen ser estudiados, como los estilos de abordaje, regiones geográficas, narrativas olvidadas y noción de cambio.
Entre sus principales representantes se encuentran Marc Bloch, a quien agradecemos el enfoque en la historia social y económica y el desarrollo de un estudio basado en mentalidades y estructuras, que, si bien ha sido profundamente cuestionado, sentó las bases para el abordaje de elementos inconscientes que funcionan en las representaciones sociales. Su principal obra, Los reyes taumaturgos, muestra su idea de la historia a través del análisis del milagro atribuido a los reyes de Francia e Inglaterra que se creía tenían la facultad de curar a los escrofulosos. Bloch se enfocó en el análisis de una creencia a través de duraciones de más de mil años y desentrañó el poder de los reyes y la influencia que tenían sobre sus pueblos a través de diferentes cambios culturales. Para Jacques Le Goff, la obra de Bloch inauguró la antropología histórica.
Otro de sus representantes más conocidos fue Lucien Febvre, quien diversificó la variedad de las fuentes de investigación histórica, añadiendo a los documentos tradicionales los mapas y otros objetos. Este historiador francés adoptó al igual que sus compañeros la idea de la “historia total”, basada en la comprensión del proceso de la existencia humana en toda su complejidad, abrazando factores económicos, culturales y sociales; y promoviendo la idea de la interdisciplina, es decir, de que la historia no debería basarse únicamente en los eventos políticos y militares, sino que era preciso integrar la antropología, la geografía, la sociología y la psicología, entre otros saberes. También fue pionero en el estudio de las mentalidades y empleó el método de la microhistoria que resalta la importancia de la comprensión de eventos pequeños o locales en el entendimiento de procesos y actitudes mucho más amplias, y rescató la importancia de la divulgación por lo que fundó la revista de estudios de economía y sociedad también titulada Annales.
Por su parte, Fernand Braudel, quizá la figura más conocida de esta escuela, trabajó la noción de las estructuras duras de la historia que pueden ser estudiadas a través de tres niveles temporales. En primer lugar, está la corta duración, que se refiere a eventos acaecidos en pocos años o décadas y que pueden ser definidos a través de la inmediatez; en segundo lugar, se encuentra la mediana duración, que permite atender procesos más completos a través de siglos, lo que es especialmente interesante en temas económicos y sociales cuyas transformaciones no corresponden habitualmente con la corta duración; y finalmente, en tercer lugar, se encuentra la larga duración, donde se imbrican estructuras y condiciones que incluso pueden llegar a abarcar milenios. Las estructuras que se insertan en la larga duración tienen que ver con eventos naturales, por ejemplo, cambios geográficos o climáticos, que permiten comprender profundamente las transformaciones de diferentes culturas y civilizaciones en torno a ellas.
Para Braudel, las relaciones de las estructuras sociales con las geográficas deben ser consideradas para comprender las transformaciones que ocurren de manera lenta y que escapan al interés inmediato de la historiografía tradicional. En El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Braudel señaló que la geografía, el clima y la naturaleza cambian a través de los milenios y que estos cambios influyen en la historia humana. También defendió la idea de la historia total y puso énfasis en el auge de los cambios materiales, por lo tanto, le interesó la historia económica y abordó la idea del espacio desde una perspectiva más amplia.
En nuestros días, las aportaciones de la llamada Escuela de los Annales podrían parecernos lejanas y hasta poco trascendentales. Sin embargo, tenemos que tomar en cuenta que esta escuela marcó un antes y un después para los estudios sociales e históricos y que dejó una cantidad de aprendizajes que todavía tienen eco en nuestro presente. Vale la pena enfatizarlos y recuperarlos en tiempos de la sociedad de la información, cuando parece que todo fluye de manera continuada y que nada está oculto a nuestros ojos; aunque paradójicamente el exceso de información no siempre significa que se tenga una mayor calidad de ésta.
La Escuela de los Annales insistió en la interdisciplina, y desafortunadamente esta enseñanza todavía no es una realidad en las estructuras académicas de nuestro tiempo más que de manera tangencial, pues la hiperespecialización sigue siendo la regla y, al menos hasta ahora, es poco probable que las disciplinas colaboren efectivamente entre sí, generando conocimiento nuevo y, sobre todo, modelos de interpretación más amplios. Si bien podemos admitir que el problema de nuestro tiempo no es el acceso a la información, esto no significa que contemos con esquemas de análisis suficientes, con enfoques integrales que permitan considerar más de un aspecto en el planteamiento de los problemas y sus soluciones; por lo que la colaboración de las disciplinas debería ser una realidad en el mundo académico y no solo en el empresarial, que está sabiendo explotar mucho mejor la colaboración entre diversas áreas del saber.
Al mismo tiempo, la visión de análisis estructural en diversas temporalidades es una aportación fundamental de Braudel y su grupo, el estudio de la vida humana en el tiempo que nos puede permitir comprender nuestro entorno actual más allá de la inmediatez y de las transformaciones que nos parecen evidentes. Con una perspectiva de la larga y mediana duración, concederemos mayor importancia a los temas ambientales, a las transformaciones tecnológicas y sus efectos, al desarrollo de la inteligencia artificial no dentro de 10 años sino dentro de 100, y, sobre todo, a la persistencia de la humanidad en un horizonte confuso donde la globalidad choca constantemente con regionalismos y nacionalismos que resultan contradictorios para la paz y el respeto de los derechos.
Desde esta perspectiva, las aportaciones de la Escuela de los Annales no deberían reducirse a conceptos específicos y teóricos que parecieran no guardar relación alguna con nuestro presente; sino que constituyen una oportunidad perfecta para repensar nuestros conceptos y categorías, así como la forma en que entendemos el cambio, la trascendencia y la estabilidad. Tener una visión más completa sobre periodos amplios nos puede permitir identificar problemáticas estructurales donde descansan las desigualdades y la violencia que consumen nuestro entorno día con día.
Manchamanteles
José Cadalso sabe de tiempos cortos y largos:
SOBRE EL PODER DEL TIEMPO
Todo lo muda el tiempo, Filis mía,
todo cede al rigor de sus guadañas:
ya transforma los valles en montañas,
ya pone un campo donde un mar había.
Él muda en noche opaca el claro día,
en fábulas pueriles las hazañas,
alcázares soberbios en cabañas,
y el juvenil ardor en vejez fría.
Doma el tiempo al caballo desbocado,
detiene el mar y viento enfurecido,
postra al león y rinde al bravo toro.
Sola una cosa al tiempo denodado
ni cederá, ni cede, ni ha cedido,
y es el constante amor con que te adoro.
Narciso el obsceno
Por culpa de tú interdisciplina se nos acabó el café.