Por Fernando Coca
Miguel Ángel Osorio Chong anunció su renuncia como militante del PRI. Durante el tiempo en que fue miembro del tricolor ocupó altísimos cargos públicos: gobernador de Hidalgo, secretario de Gobernación y actualmente es senador de la República. Es uno de los más representativos integrantes del Nuevo PRI de Enrique Peña Nieto.
La senadora Claudia Ruiz Massieu Salinas también se va del PRI. Ella ha sido dos veces diputada del PRI, senadora de la República y ocupó la cancillería en el sexenio de Peña.
Eruviel Ávila Villegas es senador de la República, fue dos veces alcalde de Ecatepec y también dos veces diputado local. Dobló a Peña Nieto, y al Grupo Atlacomulco, para que lo designaran candidato a la gubernatura del Estado de México en lugar de Alfredo del Mazo. Eso fue en el 2011.
Osorio Chong se sentía sucesor de Peña Nieto, pero sus pleitos con Luis Videgaray provocaron que Peña se decidiera por José Antonio Meade. El hidalguense es corresponsable de la crisis de seguridad y humanitaria que vive México ya que Gobernación tenía en sus manos la seguridad pública del país.
A Claudia Ruiz Massieu se le recuerda por su oposición a que Peña recibiera a Donald Trump, en su calidad de candidato, con honores de jefe de Estado en Los Pinos. Nada pudo hacer ante la decisión de su jefe.
Ahora, ellos tres y una centena exmilitantes del PRI conforman Congruencia por México. Pero, ¿fueron ellos congruentes en su paso por el tricolor como lo presumen hoy? No lo creo.
Osorio fue un secretario de Gobernación duro con sus críticos. Pedía, un día si y otro también, la cabeza de periodistas y comunicadores que criticaban al gobierno del que él era parte fundamental. Eso no es congruencia democrática.
La senadora Ruiz Massieu no es militante de base, sino de la más alta burocracia del PRI. Su padre fue gobernador de Guerrero, secretario General del CEN, por ejemplo. Su tío Carlos fue presidente de México y es, a decir del presidente López Obrador, el enemigo número uno del pueblo mexicano. No se le conoce por abrir las puertas a la participación democrática dentro de su partido.
Eruviel Ávila se opuso al agandalle del Grupo Atlacomulco y los venció a medias pues gobernó como buen Toluco. Impuso alcaldes, diputados y no dejó participar a las bases en las decisiones partidistas.
En resumen, no son, ni fueron, congruentes con lo que hoy reclaman.
La pregunta es, ¿se van a quedar sin partido o se sumarán a Movimiento Ciudadano o quizá al PRD?
Hasta ahora, su salida del PRI sólo se ha traducido en la reducción de senadores de la bancada tricolor, ¿lograrán algo más?