Por. Marissa Rivera
Desde hace mucho tiempo las desgastadas mañaneras y las cortinas de humo del presidente, son pura faramalla, como el circo de las corcholatas.
Maestro en el arte de distraer y confundirnos, AMLO mostró su coraje antes las resoluciones adversas de la Suprema Corte de Justicia.
Molesto, instruyó a la recién nombrada secretaria de Gobernación a que solicitara de manera formal una explicación del por qué “violan la Constitución” al ganar más que el presidente de la República.
La petición hizo debutar a la secretaria, quien, atenta y obediente, subió una foto momentos antes de firmar la solicitud escrita en la que da un término a la corte, para que en cinco días le contesten.
Una faramalla más del poder. Lastimado porque la Corte no aprueba sus caprichos, ejerció su derecho de pataleo, primero para señalar a los 11 ministros y luego para intentar someter a los que no están de acuerdo con él.
Imagínese a la Suprema Corte solicitando información al presidente sobre el atraco multimillonario que su administración ha hecho a través de Segalmex.
Pero eso jamás va a ocurrir.
No, las distracciones y la soberbia sólo están del lado de quien le encanta y disfruta doblegar a los contrarios.
Obvio, los ministros lo ignorarán una vez más y el coraje crecerá.
Lo increíble, es que nadie que de verdad sepa lo oriente.
Aunque ya sabemos que, lo increíble sería que les hiciera caso. Su exabrupto tiene la finalidad de colocar una vez más a los ministros, ante la opinión pública como los malos. Incluidos los cuatro que él ha propuesto y uno más que es afín a él.
¿Porque las dos ministras que a ciegas siguen todas sus indicaciones, no pusieron el ejemplo y renunciaron a los haberes que la ley les otorga?
Entre los especialistas del tema unos dicen que efectivamente se tienen que revisar los salarios y otros indican que, en la última reforma sobre este tema, en un transitorio se indicó que los salarios se mantendrán durante el tiempo que dure el encargo, 15 años.
El presidente está enervado, pero él vive en un palacio, no paga hipoteca, no paga renta, luz, tenencia, gasolina, comidas, ni siquiera colegiaturas. Pero se queja por la ira que le provocan las decisiones de los ministros.
Tal vez ya le avisaron que pronto vendrá otro palo en su contra.
Por supuesto que en el Poder Judicial hay gente corrupta y contra ellos todo el peso de la ley.
Lo que ni se puede ni se debe es generalizar y perseguirlos, acusarlos y exhibir sus cabezas en las plazas públicas.
Los berrinches de Palacio no cesarán.
Después del INE que encabezó Lorenzo Córdova sólo nos queda un contrapeso que es la Suprema Corte.
El 24 lo tiene preocupado. Muy preocupado a pesar de la lenta oposición que apenas va despertando.
Parte de su eterno enojo es que no pudo, en lo que va de su sexenio, tener el control absoluto que tanto anheló.
Pero tampoco se quedará con las ganas. Insistirá hasta donde el cuerpo le dé, para desmantelar las instituciones como lo ha venido haciendo desde hace 55 meses.