Por. Paty Betaza
En pleno Siglo 21, las mujeres continúan teniendo más dificultades que los hombres para conseguir un empleo.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 15 por ciento de las mujeres en edad de trabajar quisieran tener un empleo, pero no lo tiene, frente a un 10.5 por ciento de los hombres.
Los desequilibrios de género en el acceso al empleo y las condiciones, son mayores de lo que se pensaba y los progresos para reducirlos han sido lentos en las últimas dos décadas.
Un nuevo indicador desarrollado por la OIT, dibuja un panorama mucho más sombrío de la situación de las mujeres en el mundo laboral que la tasa de desempleo, más comúnmente utilizada.
El informe señala que las responsabilidades personales y familiares, incluido el trabajo de cuidados no remunerado, afectan desproporcionadamente a las mujeres. Estas actividades pueden impedirles no sólo tener un empleo, sino también buscarlo activamente o limitar su disponibilidad para trabajar.
Esta brecha laboral de género es especialmente grave en los países en desarrollo, donde la proporción de mujeres que no pueden encontrar un empleo alcanza el 24.9 por ciento.
Estos datos arrojan una nueva luz sobre la magnitud de las disparidades de género en los mercados laborales.
Por eso, lo importante dice la OIT, además de mejorar la participación general de las mujeres en el empleo, es ampliar su acceso en todas las áreas laborales y abordar las diferencias de calidad. Sino se hacen estos cambios, el panorama seguirá sombrío para las mujeres.
Recientemente Brasil aprobó la Ley de Igualdad Salarial que protege a las mujeres para que al igual que los hombres, reciban sueldos similares por desempeñas las mismas funciones profesionales.