Por. Marissa Rivera
Militantes, dirigentes de los partidos, simpatizantes, periodistas, columnistas, encuestadoras, hasta los analistas de ocasión, todos, ya tienen un pronóstico.
Desde los que piensan que Alejandra sorprenderá, hasta los que suponen que Delfina ni siquiera se despeinará.
Hace años, las encuestas ya no son un referente. Lejos de ser un indicador han sido utilizadas para crear percepción. Una percepción a modo. Una imagen a veces errónea, una sensación manipulada. En todo el mundo han fallado.
En Israel en el 2015 no indicaban el triunfo de Benjamín Netanyahu. Tampoco vaticinaron la derrota del Brexit en Reino Unido en el 2016. En Colombia decían que ganaría el “si” para un acuerdo de paz con la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, pero ocurrió lo contrario. También decían que Hillary Clinton triunfaría sobre Donald Trump y no fue así.
Por eso a las encuestas hay que valorarlas con precaución.
Sin embargo, hoy, el principal enemigo de la elección mexiquense es la abstención, el protagonista de las elecciones en México.
Ese es el mayor reto de las candidatas. Atraer a esas personas que están hartas de los políticos, que no confían en los candidatos y que, para ellos, todos son iguales.
El Estado de México tiene el padrón electoral más grande del país, con más de 12 millones de personas con posibilidad de votar. Pero también tiene la cifra más alta de abstencionismo, 50 por ciento, con más de 6 millones de votos ausentes.
De esos más de 6 millones de votantes potenciales, un millón 980 mil votantes, aún no deciden por quién votar.
Las alianzas se han propuesto diversas cifras para lograr el triunfo.
La que encabeza Alejandra del Moral aspira a 3 millones 700 mil votos.
La que tiene como candidata a Delfina Gómez busca 3 millones 400 mil votos.
La ven fácil, pero antoja difícil.
Porque ninguna de las dos candidatas ha logrado una narrativa que saque del letargo a los mexiquenses a quienes no les importa la elección de gobernadora.
Para los ciudadanos, las ofertas se han reducido a dos simples palabras: cambio (Delfina) o continuidad (Alejandra).
Ambas alianzas tienen sus votos duros, sus votos cooptados, incluso sus votos comprados. Pero afuera hay miles de votos que están en el aire.
En el padrón hay más de un millón 700 mil jóvenes de entre 18 y 29 años, un sector que podría definir la elección.
La del domingo será la batalla más esperada, previo a la elección presidencial del 2024.
Todos los ojos estarán puestos en el Estado de México. La elección de Coahuila será trámite.
En Edomex se juegan todo.
La sorpresa sería que más del 60 por ciento de los mexiquenses salieran a ejercer su voto.
Las estadísticas advierten que no será así.
Como sea, ojalá los mexiquenses razonen su voto y elijan lo mejor para ellos.