El aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y los nuevos estilos de vida han provocado un cambio en los patrones de alimentación de las personas. Ahora se consumen más alimentos ricos en calorías, grasas, azúcares libres y sal / sodio, y no se comen suficientes frutas, verduras y otras fibras dietéticas, destaca la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el marco del Día Mundial de la Nutrición, diversos especialistas afirman que saciar el hambre no es lo mismo que elegir de manera activa y consciente los alimentos con los que buscamos nutrirnos de manera balanceada, toda vez que cada persona tiene exigencias específicas para mantenerse sano.
Un artículo publicado en el sitio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) advierte sobre la manera en que esta problemática afecta a los menores de edad, pues sostiene que “aunque un niño coma suficiente, o incluso más de lo que necesita, puede que su dieta carezca de los nutrientes necesarios para crecer adecuadamente en talla o estatura. Este es el caso en América Latina, donde la alimentación infantil abunda en carbohidratos, azúcares y grasas. Sobran las calorías, pero suelen faltar las vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales que un niño necesita para crecer, ocasionando desnutrición y obesidad al mismo tiempo”.
En ese mismo sentido, en la Revista Digital Universitaria se señala que en México el consumo de alimentos se ha caracterizado por dietas altamente procesadas, carentes de componentes naturales. Por ejemplo, se subraya, que a nivel nacional solo 3 de cada 10 niños mexicanos cumplen con las recomendaciones de consumo de frutas y verduras, mientras que en una muestra urbana nacional, el consumo de alimentos altos en calorías como pastelillos, botanas y bebidas azucaradas ocupa un alto porcentaje del requerimiento diario de los menores.
“Dicho patrón se repite en todos los grupos de edad, aunado a un bajo consumo de frijol (alimento que supuestamente es base de la alimentación del mexicano)”, el cual se consume diariamente por solo 4 de cada 10 escolares, adultos y adultos mayores y por 3 de cada 10 preescolares y adolescentes”, puntualiza la publicación de la UNAM.
Ante este panorama, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) resalta la diferencia entre solo alimentarse para saciar el hambre y decidir, de manera activa y consciente, alimentarse para nutrir el cuerpo sanamente.
“La alimentación saludable cumple con necesidades nutricionales que necesita el cuerpo para mantener una buena salud. Además, comer sano protege de sufrir enfermedades como obesidad, azúcar en la sangre y presión alta”, asegura.
Si bien los expertos afirman que cada persona necesita una dieta particular en función de su edad, sexo y tipo de desgaste energético durante su día, la Escuela de Medicina de Harvard actualizó “el plato para comer saludablemente”, con base en sus investigaciones más recientes y el cual sirve como una guía general.
Detalla que la mitad del plato debe estar compuesto por vegetales y frutas, intentando incorporar color y variedad, mientras que de la otra mitad (¼ del plato) debe tener granos integrales como quinoa, avena, arroz integral, trigo y cebada, en tanto que el resto (¼ del plato) tiene que incorporar proteína como pescado, pollo, legumbres y nueces, limitando las carnes rojas y procesadas.