jueves 21 noviembre, 2024
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COLUMNAS SARAÍ AGUILAR

«EL ARCÓN DE HIPATIA» Senado: no más sainetes ni gritos ni bravuconerías

Por. Saraí Aguilar

El acto era la Medalla Belisario Domínguez a Elena Poniatowska, pero la vergüenza la aportaron las senadoras de la Cuarta Transformación y del PAN, y la infamia el presidente López Obrador.

Mientras la escritora recibía el galardón, la panista Lilly Téllez reclamó al vocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas por la intervención de la senadora Sasil de León, quien condenó la decisión de la Suprema Corte de invalidar el traslado de la Guardia Nacional al Ejército. En ese momento llegó la morenista Citlalli Hernández, a quien Téllez le preguntó si llegó para defender al funcionario.

“Me da tristeza que no nos acompañe el señor presidente de la República, porque mi familia y muchos de los que estamos aquí lo queremos y no sólo lo queremos, lo admiramos”, externó la premiada. Pues el presidente brilló por su ausencia con el pretexto de “cuidar la investidura presidencial”, cualquier cosa que ello signifique, siempre y cuando lo ayude a evitar los reclamos de los legisladores de oposición.

Como si esto no fuese suficiente vergüenza y al parecer en total desconocimiento de la obra y trayectoria de la escritora, Sasil de León, legisladora del promorenista Partido Encuentro Social, creyó que ese era buen momento para exaltar el militarismo, sin considerar que parte importante del discurso de Poniatowska fue dedicado a la masacre de estudiantes de 1968 en Tlatelolco: “nunca olvidaré el heroísmo de los habitantes de Tlatelolco que se quedaron sin nada después de la batalla”.

La escritora aseguró que “aún levanta la cabeza cada que un helicóptero sobrevuela por las casas”, y consideró que aquel acontecimiento “sigue siendo una profunda herida hasta el día de hoy”.

Pero si no fuera suficiente, la otrora morenista y hoy panista Lilly Téllez decidió que no podía perder el foco e increpó a Jesús Ramírez Cuevas y le envió un mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador:

“Le va a decir al presidente que es un cobarde de mi parte por no venir y dígale que es el representante de Victoriano Huerta y no vuelva a tocarme”, dijo la senadora en un video que ella misma grabó. Para rematar el sainete se sumaron Citlalli Hernández y la senadora Malú Micher a defender al vocero.

¿Era la Medalla Belisario Domínguez o una arena de lucha de egos?

Debería la senadora Sasil de León, coordinadora del grupo parlamentario del PES, entender que su papel es primero ser legisladora y no porrista del oficialismo. Que la división de poderes se respeta y que si gusta gritar arengas puede ceder su curul para hacerlo como ciudadana y deje el espacio para quien le dé el respeto necesario.

Pero también lo mismo aplica para Lilly Téllez. El Senado es para legislar, no para pavimentar sus aspiraciones presidenciales ni es micrófono abierto a sus griterías. El país necesita temple, no más gritos ni bravuconerías. Por lo demás, un hombre en el poder no necesita mujeres al rescate: se ve mal arrastrar así al feminismo, senadora Mícher.

Por último, señor presidente, nos gustaría más un presidente con presencia ante la inseguridad, inflación y falta de medicinas en el sector público que uno agazapado ante los gritos de una senadora.

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