Por Fernando Coca
Las últimas declaraciones de quienes aspiran a la candidatura presidencial de MORENA dejan claro que en lo que toca a la sucesión presidencial nada está definido.
En un gesto arrogante, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, dijo en una mesa con periodistas de MILENIO que se ve como presidenta con Adán y Marcelo en su gabinete.
Ella, que no quiere dejar el cargo para competir con piso parejo y debatir con sus compañeros de partido, es quien más ha puesto en riesgo la legalidad de la competencia interna con su campaña adelantada, sus exorbitantes gastos de publicidad y sus giras para exponer lo que pomposamente llaman políticas exitosas de gobierno, aunque los resultados adversos para los capitalinos estén a la vista de todos.
En un día de luto, Adán Augusto López Hernández le dio una entrevista a Joaquín López Dóriga en la que afirmó que él sería el próximo presidente. El secretario de Gobernación afirmó que la política migratoria no se maneja desde Bucareli sino desde Avenida Juárez, esto en el marco de la muerte de 38 migrantes a causa de un incendio en una estación migratoria del Instituto Nacional de Migración de ¡la Secretaría de Gobernación!
La evasión de autoridad que manifestó López Hernández sólo es comparable con la que emitió Emilio Chuayffet luego de la masacre de Acteal. Hay que recordar que el obispo coadjutor de San Cristóbal, Raúl Vera advirtió en una carta el ambiente de violencia (octubre de 1997) y en la víspera de la navidad paramilitares asesinaron a 21 mujeres, 15 niños y 9 hombres. Chuayffet aseguraba que era difícil “prácticamente imposible” que los hechos de violencia, en México y el mundo “se evitaran a partir del simple conocimiento del ambiente de violencia”.
La respuesta de Marcelo Ebrard a sus contendientes fue, a la primera, de esperar a que el pueblo vote y se manifieste en la encuesta. Y sí da ternura la impostura de la jefa de Gobierno que ya se creyó lo que sus operadores pregonan: el que presidente López Obrador ejercerá el dedazo a favor de ella, ¡ni que AMLO fuera Salinas de Gortari.
Ante la tragedia, el canciller escribió en su cuenta de Twitter que no haría consideraciones políticas ante la tragedia humana y reveló el contacto diplomático para la identificación y repatriación de las víctimas.
¿Qué nos dice todo esto? Primero que la decisión no está tomada y que, fuera de la veintena de encuestadoras contratadas por el gobierno de la ciudad en la que ponen adelante a Sheinbaum, la realidad política no se refleja en el intento de generar la percepción de que ella es la heredera de López Obrador.
En su declaración con López Dóriga, Adán Augusto deja claro que no sólo se deslinda de su responsabilidad, sino que deja implícito que permite -y permitirá- que las facultades que le impone la ley, sean ocupadas por otros. El Instituto de Migración es parte de SEGOB y no hay, legalmente, un traspaso del organigrama de esta instancia a otra dependencia.
No hay una decisión tomada, repito. Quienes sean encuestados y el presidente López Obrador determinaran al que abandere la continuidad con cambio -así lo dice AMLO– a partir del 2024.
La Letrina. En el Estado de México tampoco hay nada decidido. La próxima gobernadora será la que no se confíe ni de las encuestas y menos de aquellos operadores que dan por descontado al adversario.
