Por. Ivonne Melgar
Bajo protesta, Lorenzo Córdova presidió el viernes una sesión extraordinaria para comenzar a cumplir con el impugnado Plan B, el paquete de reformas que, acusó, dinamita al INE y a los ciudadanos.
“Tenemos la certeza de que la constelación de inconstitucionalidades de esta reforma no quedarán impunes. Ahora inicia la batalla jurídica por la defensa del INE y de la democracia mexicana. Es el tiempo de la Corte, es el tiempo de los tribunales. Y estamos seguros de que estos harán escuchar fuerte y claro, como la misma ciudadanía”, expuso el consejero presidente.
Como Lorenzo Córdova, otros consejeros y representantes de la oposición recordaron la inédita movilización del domingo 26 de febrero, ese tanque de oxígeno ciudadano que los partidos aún no saben cómo encauzar y que arruinó la fiesta de los afanes reformistas de un sexenio que pretendió prescindir de la política, del consenso y del diálogo democrático.
Fue una sesión ya sin el cesado secretario ejecutivo, Edmundo Jacobo Molina, a quien el Plan B le dedicó un artículo transitorio al que sólo le faltó que pusieran su nombre y apellido.
El consejero Ciro Murayama elogió a quien durante 14 años administró que los acuerdos del Consejo General se concretaran, atendiendo las divergentes y siempre complicadas peticiones de los partidos. Y lo describió así:
“Respetuoso y cordial, diligente e imparcial, escrupuloso en la aplicación de la ley. Por eso es más ominosa su destitución: por inmerecida, por gratuita, por abusiva. Pero así es, ni hablar, la actuación de quienes hoy detentan el poder: creen que ser autoridad es ser autoritario”.
Conmovido, el consejero Jaime Rivera reclamó: “No es sólo una aberración jurídica: es un acto cargado de inquina, rencor y deseo de venganza. Y cabe preguntarse ¿de qué quieren vengarse ¿Por qué este golpe artero contra un servidor público ejemplar?”
La respuesta llegó en voz de los representantes de Morena que dijeron celebrar el inicio del fin de los privilegios.
“La democracia es de la gente, la democracia es del pueblo. Es momento de ubicarse, consejeras, consejeros, mafia electoral y es momento de cumplir la ley, aunque no les guste”, soltó Eurípides Flores enfundado en su chaleco guinda.
El presidente Córdova le exigió respeto calificando esos señalamientos como una vulgaridad.
Pero ayer la “herradura de la democracia”, tan valorada a nivel internacional como referente de arbitraje electoral, derivó en un ring de indirectas irónicas y tensión. Se transpiraba agravio. Enojo. Un pleito sin regreso.
Y mientras en las oficinas del INE se anunciaban las obligadas renuncias de la Junta General Ejecutiva Ampliada, que el decreto de la reforma desaparece, en la sesión los consejeros ofrecían su respaldo.
“A todas las personas que tienen y que posiblemente tendrán afectaciones en sus derechos, quiero decirles que no están solos, ni solas en su lucha por la defensa de sus derechos laborales, cuentan con todo mi respaldo y apoyo”, expuso la consejera Dania Ravel.
También Carla Humphrey dijo que buscarán “garantizar por todos los medios, todos los derechos de los casi mil 500 empleados y funcionarios de nuestro Servicio Profesional Electoral, que durante muchos años han servido con lealtad y con profesionalismo institucional a esta institución”.
El consejero que perteneció al Partido Comunista y al PRD y que en 2021 fue designado por la mayoría morenista de la Cámara de Diputados, resumió lo que significaba para su generación este golpe a la democracia.
“No me renté para participar en la zapa al Instituto Nacional Electoral; no me renté para hacer el juego sucio a nadie, menos para ignorar la ley, porque la ley es la ley. Van mis espadas en prenda, voy por ellas”.
Siendo uno de los cuatro consejeros que la mayoría de Morena eligió, junto con Humphrey, Norma de la Cruz y Martín Faz, pero sin duda el más contundente de ellos en señalar las implicaciones que contra la autonomía del INE tiene el Plan B, el representante Eurípides Flores le cuestionó que estaba faltando a la promesa que le hizo a ese partido en la Cámara porque al criticar esa reforma incurría en mentiras.
Lorenzo Córdova recriminó al morenista estar amenazando al consejero Espadas, a quien en seguida el enlace legislativo del partido en el poder ante el INE, el diputado Hamlet García Almaguer, le preguntó ¿”y por qué abandonó la lucha social?”.
El consejero Espadas le reviró: “¡No acepto la calumnia!”.
Y dejó ahí su diagnóstico sobre la autoproclamada 4T: “Tienen ustedes un severo problema con la realidad, les gusta muy poco y la sustituyen con el discurso”.
Y a un mes de su despedida, Lorenzo Córdova dobló la apuesta y desafío a los autores del Plan B, al darle posesión a Roberto Heycher como encargado de despacho de la Secretaría Ejecutiva del INE:
“Estoy seguro que dada su trayectoria como funcionario ejemplar de esta institución y miembro del Servicio Profesional Electoral Nacional, usted estará en los días en que ocupe esta función hasta que el orden constitucional y democrático sea restaurado, a la altura del licenciado Edmundo Jacobo Molina”.
Quedan tres meses para saber si la de hoy fue la última sesión del INE que tantos salimos el domingo a defender.
