Por. Alfonso García Pérez
Antes de que el presidente Andrés Manuel López Obrador militarizara a México, y de que abandonara la política de “Abrazos y no balazos”, tenía como principal recurso de ataque en contra del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, el acusarle de haber iniciado una inútil guerra frontal hacia el narcotráfico, que según la cabeza de la 4T, sólo generaba más violencia, mientras que no prevenía delitos al no atacar de raíz las causas, en su mayor parte derivadas de un deficiente desarrollo social, a según.
Pero ahora que AMLO ha militarizado al país, y que decidió atrapar al hijo de “El Chapo”, debido a las fuertes presiones del gobierno de Estados Unidos de América, sencillamente el gobierno morenista ha dejado de molestar al mandatario panista con semejante argumento. Ahora el gobierno federal recurrió al mediático juicio contra García Luna en USA, para tener otra forma de descalificación al panismo.
Durante el mentado juicio en Estados Unidos de América, al exsecretario de Seguridad calderonista se le acusó de haber sido sobornado por varios carteles de narcotráfico, incluso por algunos antagónicos entre sí. Un primer testimonio al respecto, aunque indirecto, fue el del agente de la DEA, Miguel Madrigal, quien hizo referencia a declaraciones de años atrás de “El Grande”, Sergio Villarreal Barragán, integrante del grupo del gran capo Alfredo Beltrán Leyva, quien aseguró que García Luna recibió sobornos de su jefe y de otros cárteles. Pero en mi humilde opinión, tal testimonio no es imparcial, pues proviene de un delincuente, y más parcial por qué en enero de 2008, en plena gestión calderonista, Alfredo Beltrán Leyva fue arrestado, lo cual pone en duda a la veracidad de las acusaciones de la Fiscalía estadounidense, que se ha basado en dichos de delincuentes resentidos en contra del acusado.
Así también, el capo “Rey” Zambada, enemigo de los Beltrán Leyva, es usado como testigo en contra de García Luna, lo cual también resulta contradictorio y parcial, pues en marzo de 2009, su hermano, Vicente Zambada Nieblas, fue detenido, y además, en septiembre de 2007, Sandra Ávila Beltrán, “La Reyna del Pacífico”, principal operadora de “El Mayo”, también ya había sido arrestada, lo cual pone en duda que haya habido acuerdo alguno del gobierno de Calderón con esta organización criminal, que encabezaba “El Mayo” Zambada, padre de los aludidos.
De diciembre de 2006 al 31 de julio de 2010, el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa detuvo a 11 grandes líderes del crimen organizado, y a 81 mil 128 personas acusadas de delitos en contra de la salud, lo cual nos hace pensar que ese gobierno panista difícilmente tuvo acuerdo con las organizaciones criminales.
En realidad, el gobierno calderonista enfrentó con valentía a grandes presiones de oscuros e inmensos intereses, como por ejemplo: Al tomar la decisión de diversificar a las inversiones privadas en el ramo energético mexicano, para quitar la hegemonía al capital estadounidense, a través de dar entrada a los capitales español y vaticano, aunque al respecto pienso que exageró y se pasó de tueste, pues entonces el capital europeo, antagónico al yanqui a nivel global en ese entonces, pasó a ser hegemónico en nuestro país. Esa exageración en el otro extremo fue un error.
Otro terrible síntoma de las fuertes presiones que sufría Calderón, fue el hecho de que, en su sexenio murieron dos secretarios de Gobernación, en sospechosos accidentes aéreos, que en realidad parecieron asesinatos, que sólo pudieron ser obra del crimen organizado o de los intereses energéticos estadounidenses.
Pero la más infantil mentira lopezobradorista en contra de Calderón Hinojosa, pero que es la que más efecto ha producido, fue y es la de que el panista hizo fraude electoral en 2006, y por lo tanto, le robó la Presidencia de la República a AMLO. De eso no hay prueba alguna. Son puras ridículas mentiras. ¿Pero por qué la oposición PRI – PAN – PRD no le ha desmentido? Es algo que no entiendo.
En esas elecciones, el candidato López Obrador deliberadamente dejó casi la mitad de las casillas sin representante de su partido, el PRD, a pesar de que su coordinador de Campaña, Jesús Ortega Martínez, ya contaba con toda esa estructura humana electoral entrenada y dispuesta. Después, durante la jornada electoral, López Obrador dio la instrucción de no impugnar casillas en las que hubieran irregularidades.
Finalmente, López Obrador no presentó en tiempo y forma impugnación legal global a dichas elecciones, reconociéndola, por lo tanto, como perfectamente legal, a pesar de que fue casi un empate técnico, y de que cualquier mínima impugnación que prosperara, hubiera cambiado al resultado de la contienda y de la historia de México.
Bueno, sí hizo AMLO una ridícula pseudo-impugnación, la única:
Acusó de que, el organismo privado, “Consejo Coordinador Empresarial”, hizo críticas a su candidatura y comentarios a favor de Calderón Hinojosa (sic). Todo un chiste tal pseudo-impugnación, pues sabemos que no es ilegal lo que pudiera declarar el sector privado en temas electorales, mientras que AMLO jamás acusó al gobierno de Fox de intervenir en las opiniones electorales. Lo peor del caso es que, el capítulo México del sector empresarial del Foro de Sao Paulo, consiguió una alianza para el PRD con decenas de organizaciones y de líderes de pequeñas y medianas empresas, pero que extrañamente AMLO rechazó. Eso también era suficiente para su triunfo electoral, mientras que en lugar de ello, puso como su representante empresarial a la muy desprestigiada Yeidckol Polevnsky Gurwitz, considerada en el sector empresarial como simuladora, ya que no era licenciada pero firmaba y se ostentaba como tal, no era empresaria sino gestora, y no era Yeidckol sino Citlali Ibáñez Camacho. Con razón que el Consejo Coordinador Empresarial se burlaba de AMLO y de su representante “empresarial”. Ya después de los tiempos legales de impugnación, AMLO decidió desconocer a los resultados electorales, pero sólo con puras agresiones verbales y con vandalismo.
En concreto: No hubo fraude electoral en 2006, sino que AMLO se suicidó.
