Por. Paty Betaza
La violencia en el noviazgo es, de acuerdo con expertos, un problema social del que se habla poco y se atiende poco, a pesar de sus implicaciones físicas y emocionales. El costo para quien la padece puede ser muy alto. En casos extremos esta violencia puede desencadenar un suicidio o un feminicidio.
¿Por qué es difícil ver esta violencia en el noviazgo? Por estos factores, según especialistas: Estar enamorado, no aceptar la realidad, idealizar a la pareja y pensar que todo lo “malo” se va a superar. Ideas preconcebidas sobre lo que se supone, debe haber en una relación sentimental.
Menos del 10 por ciento de los jóvenes denuncian conductas violentas por parte de sus parejas, según Claudia Ivette Jaén Cortés, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, y de ahí la importancia de hablar y exponer el tema desde edades tempranas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) sólo tres de cada 10 adolescentes denuncian que sufren violencia en el noviazgo. En México, el 76 por ciento de las adolescentes entre 15 y 17 años ha sufrido, en su mayoría, violencia psicológica, sexual y física.
Uso de apodos, pellizcos, empujones, celos, invasión de espacios, son escenarios que pueden ir aumentando en agresiones hasta culminar en casos fatales. Sin embargo, en muchos casos no son percibidas ni por la víctima ni por el maltratador. Es confundida con una expresión de amor o de interés.
Aquí algunos signos de alerta para detectar comportamiento agresivos entre las parejas: celos extremos, actitud posesiva, invasión de la privacidad, manipulación y expresiones de temor a ser engañados o abandonados, hacer sentir menos o aislar a las parejas.
Hay que entender que las relaciones saludables entre parejas deben estar sustentadas en igualdad, respeto y sobre todo en independencia. Y hablar de esto desde la familia. El amor no tiene por qué doler. Y si duele puede ser una señal de violencia.