El asesinato de la joven Mahsa Amini por la policía de la moral de Irán solo es el detonante de las protestas actuales en ese país islámico. La falta de libertad y de oportunidades, así como la desigualdad social han llevado a mujeres y hombres (sobre todo jóvenes) a movimientos de reivindicaciones que han sido reprimidos y ya han costado la vida a más de mil 500 personas desde el 2019.
Aunque no es posible predecir en qué derivará este momento histórico, el maestro Adán Miguel Rodríguez Pérez, académico de la UNAM, descartó por ahora una guerra civil y consideró que la renegociación de un pacto nuclear con Estados Unidos y la Unión Europea podría llevar, a conveniencia de la teocracia de Irán, a una represión “no tan dura” en los próximos días.
El velo de Irán
El hiyab (velo para cubrirse la cabeza y ocultar el cabello), el burka (cubre el cuerpo) y el niqab (para la cara) forman parte del código de vestimenta para las mujeres bajo la ley islámica.
Cuando se instaura la República Islámica (señala el internacionalista de la FES Aragón), la policía de la moral se encarga de imponer a las mujeres el uso correcto de esta vestimenta, que debe cubrir “la feminidade” y que mínimamente puesta al descubierto es moralmente incorrecto para el régimen conservador, pero no para toda la población.
No portar un hiyab en Irán es —en los hechos— más que una prohibición. Mahsa Amini, kurda de 22 años, fue apresada y golpeada por la policía de la moral, o patrulla de orientación, por llevar mal puesto ese velo.
Por la golpiza, días después Mahsa sufrió muerte cerebral y murió. Su asesinato desencadenó protestas callejeras en los últimos días, una de cuyas banderas es: “Mujer, vida y libertad”.
Mahsa Amini —destaca Rodríguez Pérez, quien cursa su doctorado en Ciencias Políticas y Sociales— no solo es mujer sino también kurda.
Los kurdos son una minoría étnica asentada en el Kurdistán iraní, cerca de Irak. Ahí ha habido momentos históricos de reivindicación nacionalista y de autonomía territorial que han sido reprimidos.
Otros motivos de la protesta
El asesinato de Sahsa es sólo el detonante. En un Irán con 80 millones de habitantes, buena parte de los jóvenes no cuentan con buenas oportunidades y su vida económica es muy precaria, debido a las sanciones internacionales y a otros problemas de estructura de la teocracia que gobierna Irán desde 1979. Por ello, “no tienen miedo de salir a las calles a protestar”.
Como las redes sociales se han vuelto un punto clave para entender el porqué de estas protestas, el régimen del presidente Ebrahim Raisi ha cortado el acceso a Internet, sobre todo a WhatsApp y a Twitter.
A la manifestación por “Mujer, vida y libertad”, antecedieron otros dos movimientos significativos. Uno el 2009, conocido como la Revolución Verde (color usado en la campaña electoral del opositor Musavi), en protesta por la reelección fraudulenta de Mahmud Ahmadineyad.
Este movimiento antecedió a la Primavera Árabe y fue brutalmente reprimido (hubo 20 muertos). El otro sucedió en 2019, en protesta por el alza de la gasolina, en un país petrolero con limitaciones en su capacidad de refinación por las sanciones internacionales. Hubo mil 500 muertos.
No solo mujeres sino también hombres han salido a protestar por una mayor igualdad y por reducir el poder de la policía de la moral del ultraconservador Ebrahim Raisi.
La actual teocracia de Irán, cuyo máximo líder es el ayatola Alí Jamenel, considera que los culpables de las protestas actuales son Estados Unidos e Israel, sin ver los problemas internos no resueltos, como la desigualdad social.
Menos represión por conveniencia
Para el internacionalista de la UNAM es difícil prever el curso que seguirán estas protestas. Sin embargo, postula que Irán ahora está tratando de negociar un nuevo acuerdo nuclear con Estados Unidos y otras potencias (sobre todo la Unión Europea), y considera que una represión fuerte tendría consecuencias sobre la intención de Irán de regresar a la escena internacional.
“No creo que se radicalicen más las protestas. Tampoco veo por el momento una guerra civil ni que el gobierno iraní vaya a reprimir (más duro) a la población kurda”.
Hasta el viernes 23 de septiembre ha habido más de 30 muertos y no se sabe cuándo “puedan detenerse las manifestaciones” ni predecir si se tornarán más violentas, agrega Rodríguez Pérez.
¿Qué consecuencias tendrán estas protestas?
Quizá una reducción del poder de la policía de la moral y algún tipo de concesión, considera el académico universitario. Sin embargo, ni el presidente Ebrahim Raisi ni el ayatola Alí Jamenel son “favorables a hacer reformas sociales que beneficien tanto al pueblo”, agregó.
“Ojalá no -dijo Rodríguez Pérez- pero podría haber una represión más dura si además de la policía de la moral intervienen el ejército y la Guardia Revolucionaria, que se encarga de proteger al régimen, evitar con la fuerza que estas protestas escalen y de reprimir a la población.
Por la libertad y la igualdad
El conservadurismo islámico es la base de la regulación social, asegura el internacionalista de las FES Aragón. En Irán, a diferencia de algunos países árabes conservadores, ha habido momentos “con un poco de libertad” durante gobiernos moderados (casos de Mohammad Kathami y de Hasán Rohaní).
Las mujeres han tenido “una inclusión social mayor”: trabajan en el sector público y muchas van a la universidad. En Arabia Saudita, hasta hace poco no podían manejar si no iban acompañadas por un hombre.
“Su situación no es como la que viven las mujeres de Occidente, aunque no están tan mal como en Afganistán y otros países musulmanes. Pero quieren más libertad y más igualdad. En ese sentido hay un movimiento feminista en Irán” dijo el maestro Rodríguez Pérez.
Antes de la Revolución Islámica se vivió un proceso de occidentalización en Irán, por eso los jóvenes en las ciudades buscan las mismas reivindicaciones. A diferencia de Teherán, en el interior del país la población es más conservadora.
Pacto y desconfianza
—¿Qué países u organismos internacionales podrían ayudar a una apertura, a que haya más libertad?
Si Irán quiere que se alivien un poco las sanciones unilaterales de EU, “tendrá que negociar y no reprimir tanto”.
La ONU podría presionar, pero Irán no se confía tanto de los organismos internacionales. Todo dependerá de los cambios que el propio régimen iraní quiera hacer. Lo que podría contenerlo es la negociación de un pacto nuclear.
“Esperemos que pueda haber concesiones, que el régimen no reprima tan violentamente como en otras ocasiones y que esto no pueda derivar en una situación de mayor inestabilidad, no solo para Irán sino para la región”.