Por. Patricia Betaza
El término viene del inglés ghost, fantasma. Ghosting, hacerse el fantasma. Simplemente desaparecer sin explicaciones, como alguien que nunca existió. No es algo nuevo, pero su prevalencia más fuerte es por el uso de las redes sociodigitales. Ahora se considera también como un acto violento por lo que desencadena. Y las mujeres son sus principales víctimas.
De pronto conoces a alguien. Comienza el intercambio de mensajes. Incluso lo llegas a conocer, platicas, quedas en verte otra vez y de la noche a la mañana se borra del WhatsApp, de redes, del celular, sin que medie palabra.
Se le llama ghosting y de acuerdo con algunos especialistas, puede provocar en quien lo sufre, problemas de autoestima, ansiedad, depresión. Porque la víctima no entiende cómo alguien con quien aparentemente tenía un encuentro cordial se esfuma.
El fenómeno se ha intensificado. Según la maestra Adriana Segovia, terapeuta del Instituto Latinoamericano de la Familia, los temas de comunicación han sido relevantes en la consulta clínica. La tecnología tiene mucho que ver para exacerbar la práctica del ghosting.
La famosa frase de “ahora vengo voy por cigarros” cambió con las redes y la tecnología. Ahora es mucho más fácil conocer a alguien, relacionarte y después quedarte en ascuas cuando ese alguien de pronto no existe. Y no sólo en la relación hombre-mujer. Se da también en el ámbito laboral, entre amistades, pero se intensifica más en las relaciones de pareja. ¿Tu qué sientes cuando mandas un mensaje y te dejan en visto? ¿Qué experimentas cuando no tienes una respuesta, ni un si o un no? Imagina eso cuando crees que tenías un encuentro afectivo con alguien.
Por esa razón el ghosting se considera violencia, porque hace sentir que no existes, una forma de castigo. Y si se hace repetidamente causa efectos en la persona que lo sufre, quien comienza a especular sobre qué fue lo que hizo para padecer esa indiferencia y comienza a experimentar angustia y sufrimiento.
La práctica del ghosting se ha extendido y es inevitable. De lo que se trata es de saber que existe y no dejarse violentar.