Por. Marissa Rivera
No fue un encuentro casual.
Él entró al lugar partiendo plaza, regalando abrazos, besos y saludos.
La cordialidad opacó los desencuentros, las acusaciones, los agravios. Todo era felicidad, caras sonrientes y uno que otro reclamo que no trascendió.
Cuando estuvo a un metro del otro, con el brazo derecho le tocó el antebrazo para llamarle la atención y con una seña con la cabeza le dijo: “ven acércate”.
Ni siquiera lo saludó. El otro asintió y se acercó. Él lo tomó del cuello, hizo que se agachara y le habló al oído.
Primero le dijo algo y el otro se enderezó para verlo a la cara. Pero sin soltarlo del cuello volvió a acercarlo para seguir hablando al oído. El otro, atento escuchaba y también respondía.
Un diálogo que terminó con el ademán de “lo vemos después” o “lo vemos allá”.
Eran el secretario de Gobernación, Adán Augusto López y el diputado priísta, Alejandro Moreno.
El otro se hizo para atrás con una rostro serio, adusto.
Hasta que se dio cuenta de que a su alrededor había fotógrafos y camarógrafos, le regresó la sonrisa y con ello las bromas.
Una conversación de 14 segundos en la que muy cerca estuvo el compadre del otro. Ese que le avisó que se le iban a ir con todo.
Un charla imposible de escuchar, porque además de hablarse al oído, sus correligionarios lo blindaron.
Nadie se podía acercar. El más cercano era el coordinador de la bancada.
Y de pronto todo cambió.
La suerte de Alejandro Moreno Cárdenas encontró otra ruta.
Los programas desde el gobierno de Campeche que han revelado audios del dirigente nacional del PRI, cesaron.
La amenaza de la Sección Instructora para dictaminar la solicitud de desafuero se desvaneció cuando se supo que la integrarían dos diputados de MORENA, uno del PAN y uno del PRI.
Y las palabras mañaneras celebraron que el PRI rectificara el camino y se deslindara de un PAN “rancio”.
Pues ¿qué ocurrió en esos 14 segundos que pueden acabar con la alianza PAN-PRI-PRD?
Una absurda e inimaginable contradicción.
Horas después de haber votado en contra la minuta en materia de Guardia Nacional, el PRI a través de la diputada duranguense Yolanda de la Torre, presentó una iniciativa para prorrogar cuatro años más la presencia del Ejército en actividades de seguridad.
Por lo que no regresarían a sus cuarteles en 2024 sino en 2028.
El viernes y la madrugada del sábado en el que discutió por la vía rápida la minuta, los aguerridos diputados priistas enmudecieron. No plantearon ninguna reserva.
Una maniobra que tiene en vilo la alianza “Va por México”.
Por salvar el “pellejo” de uno, se puso en riesgo una alianza opositora.
En política hay muchas sorpresas. Pero la simulación que estamos viendo puede traer consecuencias no deseadas.
Tanto el PAN como el PRD ya advirtieron que de prosperar esa iniciativa, la alianza tendrá muerte natural.
Alito envalentonado no aceptó el ultimátum y hoy a las 10 de la mañana dará su versión.
¿Acabará el sueño de la alianza? ¿Se salvará Alito?
Lo que está claro es que el gobierno federal tiene al dirigente priista con la soga al cuello.
Contrario a lo que pasa con el senador de MORENA, Ricardo Monreal que se ha convertido en la piedra en el zapato del presidente y sus huestes.
Con agallas, temple y mesura ha colocado las cosas donde él quiere que estén no donde desea el presidente.
Sin escándalos ni exabruptos, el exgobernador de Zacatecas es la oposición que ha provocado la ira del presidente.
No como el conato de oposición que representan otros.