Por. Patricia Betaza
Hasta ahora en México parecen imparables las muertes de mujeres. Un promedio de 10 todos los días, según cifras oficiales. Una mujer puede encontrar la muerte a balazos en un restaurante exclusivo, en un horario concurrido o en un pueblo humilde y quieto y tener cuatro años de edad. El asesino puede ser una pareja, un familiar, un vecino o un asesino en serie. La saña, la violencia contra ellas no hace distingos prácticamente de nada, porque el manto de impunidad cubre cada muerte: nueve de cada 10 feminicidios quedan sin castigo. En este escenario cada vez más violento y preocupante es necesario la suma de todas y todos. Hace unos días el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia presentó a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión una propuesta de reformas a la Constitución y a las leyes para crear la Primera Ley General para prevenir, investigar, sancionar y reparar el feminicidio en México. El proyecto central del ministro Zaldívar es homologar en todo el país el tipo penal y las sanciones contra quien cometa un feminicidio. Desde su punto de vista, esta falta de homologación obstaculiza las investigaciones y finalmente contribuye a que no se aplique la justicia. Se trataría de modificar el artículo 73 de la Constitución para que sea facultad del Congreso Federal – y no de los estatales como ahora ocurre- expedir leyes en materia de feminicidios. Propone, entre otras cosas, de 40 a 60 años de prisión para quien cometa un feminicidio. El ministro Zaldívar pidió abrir el diálogo y construir soluciones a lo que dijo, es un problema grave que representa una tragedia colectiva. Dijo que debe haber alianza entre las autoridades y la sociedad, porque la violencia feminicida no permite intereses partidistas ni personales. “No se puede seguir matando impunemente a las niñas y las mujeres, pero tampoco las autoridades pueden seguir volteando para otro lado”. La propuesta del ministro Zaldívar se suma a otras ya presentadas y hasta ahora guardadas. La violencia feminicida exige consensos y no politiquería. Mientras más pasa el tiempo, más muertes de niñas y mujeres se acumulan en nuestro país.