Por. Ivonne Melgar
Nada es más relevante hoy para el Parlamento Europeo (PE) que la defensa de la soberanía de Ucrania y el aislamiento de Putin.
Bajo esa prioridad debemos evaluar los efectos de la respuesta presidencial al pronunciamiento del PE sobre la libertad de prensa en México y el doble lenguaje que priva en el gobierno de López Obrador sobre la resistencia que libra el pueblo ucranio.
Este 9 de marzo, 552 de los 705 eurodiputados aprobaron construir para sus 27 Estados miembros medidas contra “las injerencias extranjeras”, refiriéndose al rol de Rusia y China en los procesos electorales de sus países y del mundo.
El tema es crucial para ese poder legislativo que ha respaldado la determinación de sus gobiernos de considerar que la lucha de los ucranianos contra la invasión rusa es parte del resguardo de los valores que la Unión Europea comparte con ellos.
México en el Poder Ejecutivo y en el Congreso carece de esa claridad pese a los pronunciamientos en la ONU.
Un ejemplo ocurrió también este miércoles, en el encuentro del ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, José Manuel Albares, con el canciller Marcelo Ebrard para firmar acuerdos que, según dijeron ambos, fortalecerán la relación bilateral.
Mientras la Declaración Conjunta indicaba que confirmaron el compromiso de sus países con la soberanía e integridad territorial de Ucrania y condenaban enérgicamente la invasión, exigiendo a Rusia el cese al uso de la fuerza para recurrir a mecanismos de solución pacífica, en el mensaje que dieron juntos a la prensa ninguno mencionó el asunto.
En sus dichos públicos, Albares y Ebrard coincidieron en la importancia de firmar pronto el Acuerdo Global modernizado que fortalecería el intercambio comercial de entre México y la Unión Europea.
Pero después de la respuesta presidencial a los eurodiputados, quizá ese pendiente se extienda por el resto del sexenio, ya que la aprobación depende del Senado mexicano y del Parlamento Europeo.
Hay otra condicionante de mayor peso que la reacción que la Eurocámara pueda tener en Bruselas con el señalamiento mexicano de que actuaron “como borregos” afines a una estrategia golpista.
Y es una posible retroactividad de la eventual reforma eléctrica en detrimento de las empresas españolas. Esto tendría efecto en la viabilidad del renovado Acuerdo Global, alertó el ministro Albores, quien se describió como su principal impulsor en el defenestrado Parlamento.
Pero más allá de probables costos por hipotéticos cambios constitucionales, lo que tenemos enfrente es Ucrania y el sordo silencio mexicano del que toman nota en la Cámara de Bruselas, donde la libertad de prensa y la preservación de los derechos humanos son sólo una parte del paquete de definiciones democráticas que se hallan en el epicentro de la condena a Putin.
¿Por qué para la Unión Europea la suerte de Ucrania determinará el curso de la democracia global?, preguntamos al canciller Albares en su estancia en la CDMX.
“Viene una nueva era y todavía no somos capaces ni siquiera de percibir los cambios y las consecuencias que se van a tener. Vamos hacia un nuevo orden mundial y tenemos que sentar sus bases en Ucrania. Se están enfrentando, por un lado, un modelo nacionalista-autoritario que es el que representa Vladímir Putin hacia el exterior, pero también hacía su pueblo, y el que representa la Unión Europea que está basado en la paz, la igualdad soberana de los Estados, en el respeto de las fronteras, su integridad territorial y en la cooperación para que todo eso sea la base de la prosperidad”, respondió el representante del gobierno de Pedro Sánchez.
“Le aseguro que, en ese desafío, los principios de la Unión Europea van a prevalecer”, confió el ministro español.
Es bajo esa perspectiva que el jueves 10 de marzo, en la Cámara de Diputados, la embajadora Oksana Dramarétska argumentó que la neutralidad de México solo beneficia a Rusia y pidió apoyo para que se le apliquen sanciones.
El vacío que las bancadas de Morena y PT le hicieron a la diplomática es evidencia del escaso margen que el canciller Ebrard tiene en las definiciones presidenciales y entre la mayoría legislativa.
Hay algo peor: a la autoproclamada Cuarta Transformación no le conmueve el ruego de un pueblo que reclama ayuda humanitaria.
Peor todavía: Alberto Anaya, dirigente y diputado del PT, ha convocado a instalar el próximo martes en San Lázaro el Grupo de Amistad México-Rusia.
El tema será materia de análisis este lunes entre los coordinadores de las siete bancadas, una vez que la de Movimiento Ciudadano rechazó la invitación y alertó de la gravedad del gesto.
La decisión que Morena tome en ese jaloneo no escapará a las definiciones del ministro Albares y a la despedida de la embajadora Dramarétska en la reunión con diputados: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.