Por. Fernando Coca
…para que lo escuchen los sordos.
Eso es lo que sucede en México con la discusión absurda, inútil, bizarra y a veces hasta violenta por la consulta de Revocación de Mandato.
Los que apoyan al presidente, promueven la revocación -y con un regalo de los ministros de la Corte- la convirtieron en ratificación.
La democracia participativa debería ser un espacio de debate, de contraste de posturas, pero la desgraciada legislación que nos dieron nuestros diputados y senadores -principalmente de la mayoría que desde 2018 tienen el control del Congreso de la Unión- impide que el principal sujeto de la revocación, el presidente, no puede opinar, promover, decir y actuar para defender su mandato constitucional.
Tampoco pueden hablar los miembros del parlamento, contradiciendo su esencia y función primera: debatir los asuntos nacionales.
Los partidos políticos también deben guardar silencio. De por si no sirven de mucho a la sociedad y solo aprovechan el pretexto de la consulta para esparcir sus odios, rencores y sinrazones con la única intención de eliminar al adversario.
La bipolaridad de los políticos mexicanos ha provocado que se hagan leyes electorales contrarias a la participación democrática de la sociedad.
La clase política, de derecha o izquierda, liberales o conservadores, chairos o fifís, retrogradas o progresistas está muy lejos del sentir popular.
La polarización ha hecho que la consulta de Revocación de Mandato sea un ejercicio que no tendrá ninguna consecuencia para la ciudadanía. Tal vez los políticos tengan algunas herramientas que surjan de la participación que se registre el 10 de abril.
No se va a alcanzar el 40 por ciento de la participación de la lista nominal y, para la oposición eso será una derrota para el gobierno, el presidente y su partido.
También considerarán una victoria ante el gobierno si los votos por la ratificación no son los más de 30 millones que el presidente López Obrador obtuvo en 2018.
Para MORENA y el gobierno, que varios millones de personas participen será un triunfo de la democracia participativa. Tendrán, entonces, armas para irse contra el INE por “no haber puesto los cientos de miles de casillas y no ceder los salarios de los consejeros para realizar la consulta”.
Va a ganar la ratificación. Nadie quiere que el presiente se vaya, que deje el cargo. México no está preparado, creo, para quedarse sin presidente y meterse en un debate para nombrar un interino.
Sordos y mudos son los políticos que nos hemos dado. La consulta de Revocación de Mandato pudo haber sido un gran ejercicio, pero esos mudos que le hablan a los sordos, tienen el poder.