Por. Cristina Ortega
Helmut Neustädter, fotógrafo australiano de origen alemán, quien es considerado uno de los fotógrafos de moda más importantes del siglo XX; hablar de él siempre será un referente para comprender el origen de la visualización de la mujer como un accesorio de aquello que posaba en una fotografía.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, después de abandonar el ejército, cambió su apellido Neustädter por Newton; entonces Helmut Newton abre su propio estudio de fotografía en Melbourne y continúa para completar su formación en el campo de la moda. Vivió en Londres por dos años, pero en París trabajó para revistas especializadas en moda como Vogue o Elle, es en París donde establece su residencia habitual; y su carrera como fotógrafo de moda empieza a tener reconocimiento hasta hoy día, dando lectura a su sello distintivo y convirtiéndose en uno de los fotógrafos más referenciados.
¿Qué relación tiene Helmut Newton y la cosificación de la mujer? En primera instancia nada, pero todo tiene un inicio, que con el tiempo y las pequeñas acciones que hacen la historia van tomando un sentido, ya sea tomado éste desde el origen o mal versado; aquí es donde converge la cosificación de la mujer con la fotografía de Helmut Newton.
Pongamos en contexto el binomio tiempo-espacio. Newton vive y padece la Segunda Guerra Mundial como alemán judío y su exilio en Australia; posteriormente regresa a Europa.
La magnitud que tuvo este conflicto bélico expuso a la mujer en papeles sociales que ocupaban hombres, por el simple hecho que los hombres estaban combatiendo en campos de batalla; dato que parece no ser comprendido por hombres contemporáneos, y es lógico, si no están en dicho continente, o su país no participó en dicha guerra. ¿Por qué tendrían que comprender que las mujeres tuvieron que salir a trabajar y ocupar puestos varoniles para la manutención de la casa? Para Newton, fue diferente, regresar en pleno destape de la moda, cuando los botones, los cierres… por fin son para vestir y no para los trajes de soldados; la revolución que hizo esto con los diseñadores de moda de la época, y la evolución de la cámara fotográfica. Estos acontecimientos colocaron a la mujer en un lugar no solo de “modelo” para que sedujera la mirada masculina, que era quien tenía el dinero para comprar, sino, que la mujer ya era parte de la mano trabajadora; es decir, la mujer también tenía un “poder adquisitivo” y entraba al mercado como un supuesto consumidor independiente. Es importante señalar que hasta la fecha no es equiparable ese poder adquisitivo con el hombre. No olvidemos la manifestación musical con Donna Summer “She Works Hard for the Money”, siendo un éxito de 1979, o a Dolly Parton con la canción de “Nine to Five”.
Para las décadas de los 70´s y 80´s la moda que retrataba H. Newton se caracterizaba por hacer parecer falsa a la mujer, como él mismo lo expresa en algunas entrevistas: “la mujer debe parecer plástica, falsa”. No buscaba la estética típica femenina, pero siempre cuido la estética de la composición en general. Es simple entender su propuesta, para él la mujer era un accesorio de aquello que vendía en la imagen, el adagio con el tiempo, es que, al tratar de no vender al retrato de la modelo, la modelo terminó siendo un accesorio de venta más.
Actualmente hablar de cosificar a la mujer en una imagen, tiene connotaciones mucho más explícitas, sobrepasando la línea de la bajeza y vulgaridad, palabras que para cada quién tendrán una jerarquía de valor diferente, es posible que aparezcan en estas mismas imágenes, o incluso ni siquiera las mire en las contemporáneas.
No se trata de satanizar el pasado y sus autores, se trata de comprender el contexto de la historia y darle la debida proporción y perspectiva desde donde se aborda el tema. Newton siempre trabajó junto con su mejor paparazzi: su esposa; quién da registro del backstage de la obra de Helmut Newton.
En las fotografías anteriores es notorio detectar la característica del autor, acentuar los huesos de la clavícula, con las manos en la cintura; hay fotografías donde la modelo está fuera de estética de la época con esta pose, misma que cumple en desmitificar la estética típica femenina; pero esta postura tuvo su auge en la moda a finales del siglo pasado. Las imitaciones sin entender el origen de una sola pose, o el sentido de ésta desvirtúa la comunicación visual y al no ser lograda la imitación, entonces degenera en interpretaciones que se acercan a la cosificación de la mujer vs. “que las mujeres parezcan falsas” en una foto.
La diferencia entre el autor y lo que degenera en el tiempo son temas totalmente diferentes.