Por. Marissa Rivera
Para conmemorar el Día Internacional Contra la Corrupción, este 9 de diciembre, que mejor acción que el presidente cumpla con una de las promesas que hizo hace más de tres años.
Esa bandera que lo llevó de manera contundente a la Presidencia: acabar con la corrupción.
Incluso, lo reiteró, la misma noche que ganó la elección: “erradicar la corrupción será la misión principal del nuevo Gobierno. Bajo ninguna circunstancia el próximo presidente permitirá la corrupción y la impunidad”.
Según él, la misión estaba cumplida. El 11 de marzo de este año aseguró: “no hay corrupción, aunque les dé coraje a los conservas, ya se acabó”.
Pero, sin duda, se trata de los otros datos que siempre trae bajo la manga.
A dos días de la conmemoración ha salido a la luz, que tres de sus más cercanos colaboradores están embarrados de presuntos actos corrupción.
Santiago Nieto, el defenestrado titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, ha sido exhibo por adquirir propiedades millonarias que con su salario como funcionario público sería imposible comprar.
Alejandro Gertz Manero fue señalado por gastar 109 millones de pesos en autos lujosos y realizar transferencias bancarias a Estados Unidos y España, además de manejar montos millonarios en cheques y dinero en efectivo.
Alejandro Esquer, secretario particular del presidente fue exhibido en un video durante la campaña presidencial, realizando varios depósitos de 50 mil pesos en un banco.
Los tres casos ya los desestimó como lo hizo con los casos de sus hermanos, Pío López Obrador captado en un video recibiendo fajos de billetes de David León Romero.
O José Ramiro López Obrador, quien fue beneficiado, en el 2019, por un crédito de un millón 771 mil pesos, de la Financiera Nacional.
Defensor de la austeridad republicana, nada ha dicho de las casas de Manuel Bartlett o de la exsecretaria Irma Eréndira Sandoval, por mencionar algunos ejemplos.
Pero hay más, el paladín de la corrupción es enemigo de la transparencia y asiduo operador de las adjudicaciones directas. Esas concesiones que los amigos siempre agradecen.
Como abanderado contra la corrupción, le molesta la principal práctica para exhibir ese flagelo que aún permanece en el país, le enoja la transparencia.
Tanto que ordenó un decreto para resguardar información sobre las obras insignia de su administración, al declararlas como seguridad nacional.
Decreto que ha sido descalificado y que será controvertido ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública.
El presidente se enerva cuando señalan los casos de corrupción de su administración, donde también se ha involucrado a sus hijos, se le olvida que la transparencia es fundamental para enfrentarla.
Prometió terminar con la corrupción, pero en su administración la elude, la omite y la ignora.