Por. Saraí Aguilar
El Presupuesto de la Federación para el 2022 demuestra que las mujeres no son prioridad para la actual administración.
Y no basta con mostrar cuentas alegres que no demuestran la realidad o proferir insultos contra quienes lo señalamos. De acuerdo con una publicación en el portal del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), si nos basamos en las cifras hay un aumento de partida presupuestal, pues el Anexo 13 que desglosa los recursos que las secretarías y otras instituciones asignan para la igualdad entre mujeres y hombres registró un monto de más de 232 mil 384 millones de pesos para el próximo año, una cifra 73% mayor en términos reales en comparación con 2021.
El problema es que el 93% del aumento en el Anexo 13 se debe a incrementos reales en tres programas: el Programa de Becas de Educación Básica Benito Juárez (218%), la Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez (100%) y la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores (105%).
Por el contrario, a los programas que atienden a víctimas de violencia o se encargan de las alertas de género en los estados, les recortaron su presupuesto o tendrán incrementos insignificantes que no alcanzan a superar el índice inflacionario.
Esto fue lo que realmente motivó la gresca campal que se desató en San Lázaro hace unos días. Entre los insultos, es imposible no mencionar el que profirió la diputada morenista Marisol Gasé contra la perredista Olga Luz Espinosa. Aunque no vale la pena citarlo literalmente, sí da pie a hacer tres observaciones relevantes.
La primera es que la bancada de Morena y su corifeo de seguidores, sin importar lo que suceda, mostrarán apoyo incondicional y defenderán lo indefendible. Nadie se asusta del lenguaje. De sobra, más como mujeres, conocemos lo soez y vulgares que pueden ser los insultos que enfrentamos a diario cuando nos hacemos escuchar. Indigna, eso sí, que en un país donde la violencia de género crece de forma exacerbada, una mujer use el privilegio del poder para agredir en lugar de usar el argumento.
La segunda es que la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, no puede menos que asombrarnos por la doble moral. Como es sabido, la senadora con licencia ha enfrentado una dura batalla contra el acoso cibernético dirigido hacia su físico. Propios y ajenos se han solidarizado con ella a causa de éste. Ella misma celebró el despido de un docente de la Universidad Iberoamericana meses atrás, quien al burlarse de ella, enfrentó una serie de reclamos y señalamiento que culminó con la ruptura laboral que sostenía con esa casa de estudios. “La violencia hacia las mujeres y la discriminación por el físico debe combatirse en todos los espacios. Lamentablemente este tipo de agresiones las viven niñas y jóvenes a diario; no se trata de mí sino de todas nosotras. Reitero mi reconocimiento a la congruencia de la Ibero”, publicó en ese momento la senadora. Pero hoy, ante la agresión proferida por Gasé, salió a poner la cara por ella y justificar el insulto, minimizando la situación con reclamos a administraciones anteriores. Habrá que recordarle que somos todas las mujeres contra todas las violencias, y no solo contra aquellas que nos afectan en lo particular.
Por último, a la diputada Gasé: uno nunca espera nada de los políticos pero siempre logran decepcionarnos. ¿Cómo explicarle a las mujeres de a pie que ponemos la esperanza en que nuestras congéneres den la batalla contra la violencia en espacios donde la voz de muchas no llega, pero que sólo lo usan para preservar dicha violencia? ¿Dónde quedó su activismo al insultar y al votar un presupuesto que nos deja en indefensión? Ojalá recuerde que la curul dura tres años, pero la deshonra toda la vida.