Por. Fernando Coca
La Línea 12 del Metro de la Ciudad de México es una obra de altísimo impacto social. Durante su operación llevaba a los habitantes de las zonas más marginadas de la capital del país a uno de los polos de mayor movilidad económica y financiera no solo de la ciudad, sino de todo el país.
El desplome de la trabe de la interestación Tezonco-Los Olivos fue calificado por quien gobierna la ciudad como un “incidente”, cuando en realidad fue una tragedia producto de la omisión.
La Fiscalía de la Ciudad de México, que depende de la jefa de Gobierno según nos ha dicho en la mañanera el presidente López Obrador, ha exonerado a su jefa y, de paso, al gobierno que de 2012 a 2018 reventó la Línea 12.
¿Cómo explicarles a los deudos de las 26 personas que murieron el 3 de mayo por el desplome de la Línea 12 que las autoridades no le dieron mantenimiento a la obra civil y que por eso sucedió la tragedia? ¿Cómo entender que, si la empresa SYSTRA determinó que, si le integraban un kilo más al viaducto elevado, se comprometía su seguridad y lo que hicieron fue exactamente lo contrario: incrementaron 7 mil toneladas el peso?
¿Por qué la Fiscalía y DNV no tomaron en cuenta ni la “rehabilitación” ni la operación, ni el mantenimiento y los sismos de septiembre de 2017? Simple. La rehabilitación de 2014-2015 comprometió la obra al incrementar la carga (7 mil toneladas más); la operación deficiente porque los trenes no corrían a la velocidad señalada por los manuales y el mantenimiento, causa mayor del desplome, no se hizo o se realizó de manera incorrecta.
Tal vez fue por eso que el gobierno de Claudia Sheinbaum decidió filtrarle datos a modo al The New York Times. Llevar la discusión del desplome a la fase constructiva y decir que la falta de pernos (que solo es uno de los múltiples factores del desplome, no el único) causó la caída de las estructuras.
No es raro, entonces, que DNV, realizará un dictamen a modo. Mucho menos que las investigaciones de la fiscalía reprodujeran lo que el New York Times publicó y avaló después DNV: pernos.
Eliminar de una investigación forense la vida operativa de la Línea 12 es simplemente tratar de verle la cara de tontos a los ciudadanos. Y más cuando los usuarios y vecinos de la Línea 12 advirtieron desde 2015 (después de la rehabilitación) que algo raro pasaba en el viaducto elevado.
La Fiscalía quiere que los verdaderos responsables del desplome salgan ilesos e impunes por su ineptitud, desidia y omisión en los cargos que desempeñaban, y desempeñan, en el gobierno de la ciudad.
La justicia y la verdad la tendrán las víctimas cuando se den a conocer los nombres de los responsables de no realizar los trabajos de mantenimiento en la Línea 12. Sin más.
La Letrina. Y en esta historia faltan los nombres de quienes ocupan un lugar en el Consejo de Administración del Metro, que preside, por ley, el secretario de Movilidad de la CDMX. Llegar a la causa-raíz requiere no mentir y no traicionar, pero quieren chivos expiatorios para permanecer en la impunidad.