Por. Fernando Coca
El Partido Revolucionario Institucional está en una encrucijada que puede determinar su permanencia en el sistema de partidos de nuestro país. Esa bifurcación tiene que ver con su apoyo, o no, a la reforma constitucional en materia de electricidad.
¿Cuáles son esos dos caminos? El Primero, brillar con luz propia si se mantiene como miembro del bloque opositor en el Congreso. El segundo, y que es el que percibe mucha gente, fundirse como fusible si apoya la reforma que propone el presidente López Obrador.
El grupo que dirige hoy al expartidazo, Alito Moreno, Rubén Moreira y José Murat, son señalados de querer llevar las cosas muy bien con le presidente de México y apoyarle en lo que más puedan y hoy, la reforma es una buena oportunidad para mostrarle su apoyo incondicional.
Pero no todos los priistas están con sus dirigentes. Es más, podríamos decir que la mayoría de los que aún militan en el PRI no quieren que su partido se sume a la iniciativa para modificar la ley.
Si bien es cierto que ahora que comiencen las jornadas de afiliación a MORENA muchos priistas de la base, a los que a nunca han tomado en cuenta para ser candidatos o dirigentes, se irán con el partido de moda. Pero el priista de hueso colorado no quiere identificarse con la 4T, no les cabe que su partido, el que dominó por casi 70 años a México, hoy solo sea una organización que debe vender su amor al mejor postor.
La reforma que pretende el presidente López Obrador merece ser discutida, debatida y hasta modificada. Yo creo que esta reforma habría sido una gran oportunidad para ejercer la democracia participativa, es decir, para consultarle al pueblo si quieren una reforma o nos quedamos con la que tenemos.
También estoy convencido de que, ante la imposibilidad de consultarle a la ciudadanía su decisión, que sean los diputados y senadores los que vayan de casa en casa, como cuando pidieron el voto, explicando porque sí y porque no se debe hacer una reforma constitucional para darle un inmenso poder a la Comisión Federal de Electricidad.
Bien decía Andrés Manuel López Obrador en las mañaneras cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal, la política es tan seria e importante, que las grandes decisiones del país no se le deben dejar solo a los políticos.
La Letrina. Como lo he dicho desde el 4 de mayo, un día después de que se desplomó una trabe de la Línea 12 del Metro y que ahora lo refuerzan las notas informativas de Latinus y Milenio, el derrumbe en la inter estación Los Olivos-Tezonco se debió a una sobrecarga en el viaducto elevado, falta de mantenimiento y la nula aplicación de los manuales para la buena operación de la Línea Dorada. Estoy seguro que en el último reporte del gobierno de la Ciudad, avalado por DNV, en el que darán a conocer la “causa-raíz”, no existirá mención alguna al mantenimiento, menos a la sobrecarga. El dictamen, los peritajes que días después presentará la Fiscalía capitalina, están en duda pues “prestó” sus pruebas a DNV y fueron manipuladas por un tercero. Por desgracia, no habrá justicia para las 26 personas que murieron y tampoco para sus familias. El 3 de mayo de 2021 seguirá siendo una fecha que enluta a la ciudad pues se busca en el pasado al responsable de lo que sucede en el presente.