Por. Elena Chávez González
Después de tres décadas de no ver al actor Alberto Estrella la vida me dio la oportunidad de tenerlo cerca, de vibrar con su energía y de sentir la misma emoción que transmite cuando está sobre el escenario. Ahí, en el Círculo Teatral, me di cuenta de que no era necesario vestirme de reportera de espectáculos para entrevistar a este primer actor, tan solo escucharlo me respondió lo que quizá le hubiera preguntado: el teatro es su vida, su cómplice, su amor.
Este hombre de aspecto recio, como la mayoría de sus personajes, es un ser humano que destila calidez, solidaridad, positividad, alegría por la vida y amor infinito por todo lo que hace sobre los escenarios. Sin embargo, desde mi punto de vista y observándolo en la reinauguración del Círculo Teatral puedo asegurarles estimados lectores que su pasión es el teatro, donde los verdaderos actores demuestran cuan talentosos son.
Y sí, de Alberto Estrella ya no hay que decir mucho sobre capacidad actoral, quienes lo hemos seguido a lo largo de su trayectoria artística sabemos que puede en segundos convertirse en cualquier personaje que su propia profesión le ponga enfrente. ¿Qué tal un Shakespeare? La voz de una mujer interrumpió la emotiva celebración, de inmediato se me vino a la mente varios nombres de las obras importantes de este dramaturgo inglés y pensé, por qué no, sería genial ver a Alberto convertido en un apasionado Romeo o un trágico Macbeth.
Los presentes, entre los que se encontraban actrices y actores de distintas edades, apoyaron la propuesta hecha por Elizabeth Benet, mientras Teresa Selma, otra veterana actriz sonreía feliz después de haber protagonizado un monologo escrito por el propio Estrella: El Consultorio de la Dra. Spellman, obra que fue escrita por Alberto especialmente para esa hermosa actriz de 91 años que me trajo a la memoria a mi abuela Reynalda, tan lucida e independiente a sus 99 años.
Me sentí como en casa, como si estuviera entre familia, porque Alberto Estrella así se portó conmigo, como un hermano que ayuda a una hermana en la presentación de su libro, Los 7 Dones de Lucas, mi viejo pastor inglés que en vida fue el perro más hermoso y famoso por la serie de campañas de la que fue imagen en pro del bienestar y la protección animal.
Ese corazón bondadoso de Alberto Estrella alcanzó a mi propio sueño, el de presentar sobre un hermoso escenario teatral el libro que narra la vida de Lucas a mi lado durante los doce años y medio que Dios le permitió vivir.
Alberto, el anfitrión, el maestro como le llaman sus compañeros de teatro, me regaló una tarde de emociones. Él, junto con Axel Castillo, Azela Robinsón y Ángeles Marín recrearon con majestuosidad algunos capítulos del libro, provocando entre el público presente lágrimas de nostalgia por el animalito que ya no tienen en sus vidas y que le dieron el amor más puro y lealtad a toda prueba.
Fue un gran momento no solo para mi, para todos los que disfrutamos del talento de este cuarteto de actores y actrices que saben sacar emociones aun a las propias piedras. Ellos, como yo, también tuvieron algún perro o gato que fue su compañero como Lucas fue el mío.
El Círculo Teatral está otra vez de pie, orgulloso, abierto a todas las expresiones artísticas que nos hacen olvidarnos de la existencia de una pandemia que nos alejó de nuestros seres queridos por más de un año, de la crisis económica que golpea a todos los sectores sociales de nuestro país, de la inseguridad que amenaza con devorarnos y de la tristeza por los que se fueron.
¡Que viva el teatro! Sí, que viva por siempre y para siempre el teatro y todos su actores y actrices que nos dan felicidad.
Alberto Estrella, desde el Cielo Lucas te mira y agradece y yo estaré eternamente en deuda contigo…
