Por. Paty Betaza
El video dura nueve minutos. Tortuosos. Agónicos. Finalmente mortales. Nueve minutos bastaron para causar un revuelo nacional e internacional. Nueve minutos para mostrar al mundo lo que es una realidad normalizada. La brutalidad, el abuso, la deshumanización. Nueve minutos para mostrar el dolor, la súplica, el llanto, el grito de auxilio. Nueve minutos que parecen una eternidad ante la impotencia de no poder hacer nada, porque ante la autoridad policiaca poco se puede hacer. Pero esos nueve minutos pudieron cambiar la historia, por que el caso del afroamericano George Floyd ha marcado tal vez un antes y un después es los casos de abusos policiacos en los Estados Unidos especialmente contra afroamericanos y las minorías. De no haber sido por ese video de nueve minutos, la muerte de Floyd habría terminado como “un incidente” policiaco. La noche del 25 de mayo del 2020, en unas calles de Minneapolis, Darnella Frazier de entonces 17 años, se detuvo y sacó su celular para grabar la detención de Floyd. No se amedrenta por la voz del policía que le pide dejar de grabar. En su celular quedan las imágenes y la historia completa. Floyd moría asfixiado por la rodilla de Derek Chauvin, quien nunca la quita pese a que la voz del afroamericano va perdiendo fuerza. En los premios Pulitzer, que desde 1917 honran a lo más destacado del periodismo estadounidense, el video de Frazier, merecieron una mención especial en la cobertura del asesinato de Floyd. El poder finalmente de un celular. El poder de un ciudadano y las redes. Darnella Frazier, hoy tiene 18 años y ha pasado a la historia por su valentía y por dar la pauta a que los ciudadanos también pueden contribuir a documentar la realidad. Gracias a ella, Chauvin está preso, acusado de asesinato en segundo grado y homicidio en tercer grado.