- ¿Cómo se formó políticamente Hermila? Entre el pecado y la sumisión está la rebeldía. Parte 1
Para que el individuo y la colectividad puedan existir por completo
la primera condición es que todos los órganos del cuerpo humano y del cuerpo
social, funcionan normalmente.
El Estado amputado de mujeres, está tan reducido a la impotencia,
con el individuo a quien se le ha amputado un brazo o una pierna.
El pueblo que tiene dos ojos para ver dos pies para andar, amengua
todos sus posibilidades de progreso obstinarse en no ver, más que por
ojos masculinos, las dificultades que hay que resolver para bien total de la
humanidad, y en no andar más que con peso masculino hacia el fin del
perfeccionamiento que es preciso alcanzar.
Hermila Galindo
Por: Raúl Jiménez Lescas
Este 2 de junio conmemoramos a doña Hermila Galindo en su 135 aniversario de su natalicio. Sin duda, una figura importante del movimiento sufragista mexicano por conseguir el voto para las féminas. Llegó hasta el Teatro de la República en Querétaro, para solicitarle a los diputados del Constituyente (1916-1917) que le otorgaran el sufragio a las mujeres. No le hicieron caso los diputados, pero años después fue reconocido el derecho al sufragio universal, secreto y directo a las mujeres mexicanas. Sin duda, doña Hermila fue una pionera que debemos reconocer y revalorar su lucha en la Revolución Mexicana.
Sus biógrafos comentan: “Aparte de su labor política, la aportación más importante de Hermila Galindo fue su lucha por los derechos de la mujer. Desde su revista, La Mujer Moderna, y en los diversos foros creados en el país, Galindo abogó por la igualdad y denunció el papel de la Iglesia en la discriminación sufrida históricamente por las mujeres”.
En mi historia del Constituyente, recordé cómo los diputados (no todos) se burlaban y hacían comentarios machistas contra la propuesta de Galindo de que la próxima Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (1917) le otorgara el voto a las mujeres. Pero la Historia como maga… años después le dio el gusto a Hermila de ser verse nombrada (1952) la “Primera Mujer Congresista” y logró ver incluido en 1953 en la Constitución el derecho al voto de las mujeres mexicanas y con él la ciudadanía plena. Yo le llamó: ciudadanía creativa.
Son necesarios algunos datos biográficos sobre nuestra ciudadana creativa, escritos por sus biógrafos: “Nació en la ciudad de Lerdo, Durango el 2 de junio de 1886” que era entonces una población de la Comarca Lagunera y debe su nombre al liberal Miguel Lerdo de Tejada (1812-1861) y acaba de ser decretada (1884) como ciudad. Hermila, dicen sus biografías, estudió para maestra en la Escuela Industrial de Señoritas e impartió clases de taquigrafía en Durango y Chihuahua, donde arengaba a sus alumnos contra el régimen porfirista. Antirreeleccionista, trabajó como secretaria en el gobierno de Madero. Tras la Decena Trágica luchó en contra del régimen reaccionario de Victoriano Huerta y participó activamente en la Revolución constitucionalista. Organizó clubes revolucionarios en la Ciudad de México, como el llamado ‘Admiradoras de Juárez’ en 1904, junto a Laura N. Torres, con la finalidad de promover la emancipación de la mujer. El alcance de este club se extendió hasta Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán. Demandó la ciudadanía de las mujeres en el Congreso Feminista de Mérida y el Congreso Constituyente. Como periodista, fundó en 1915 el diario La Mujer Moderna, de ideas feministas…”.
¿Pero cómo se formó políticamente?
Si atendemos a sus biógrafos doña Galindo estudió para docente en la Escuela Industrial de Señoritas de su estado natal, también se formó como taquígrafa (especialidad prácticamente desaparecida), pero su formación política se llevó a cabo de manera autodidáctica, en los grupos liberales y antirreleccionistas contra la dictadura de Porfirio Díaz, sobre todo en los clubes revolucionarios de Ciudad de México, como el llamado “Admiradoras de Juárez” en 1904, junto a Laura N. Torres, con la finalidad de promover la emancipación de la mujer. Como casi todas y todos los revolucionarios se formaron políticamente en clubes y la praxis de lucha contra la dictadura. Esos clubes eran como círculos de estudio, reflexión y que combinaban sus discusiones con la praxis revolucionaria.
Por cierto el gran positivista del régimen porfiriano, Justo Sierra, decía que estos clubes eran “refugio para mujeres viejas y feas que trataban de imitar a los hombres” (Soto, 1990). Pero en realidad era una organización feminista militante que combatía en aquellos años la discriminación sexual y la represión gubernamental de Porfirio Díaz y sus seguidores (entre ellos el notable Sierra).
Laura Arellano Trinidad (2001), su principal biógrafa, escribió en su investigación sobre lo que ahora llamamos “empoderamiento”: “Hermila Galindo accedió al poder político al ser secretaria de Carranza, para luego traspasar esa frontera y cumplir funciones diplomáticas. Periodista sin descanso, escribió continuamente en los periódicos de la capital y dirigía su propio semanario, La Mujer Moderna.”.
La voz de la mujer hecha revista y semanario para trascender la historia. Hermila, una mujer moderna que escribió de manera moderna para La Mujer Moderna, es un buen juego de palabras que todavía nos estremece.