Por. Sandra Vivanco
Ya, por fin, solo restan 10 días efectivos de campañas, de las cuales, algunas de ellas, ni siquiera pueden tomarse en serio, otras son tan huecas y falsas que son de imposible realización, no reflejan ni una mínima parte de los ideales partidistas que se encuentran en el estatuto de cada partido político, otras resultan ofensivas para las personas electoras.
Más allá de falta de propuestas serias, lo que asoma en las frases de campaña son dichos sin ton ni son, que lo que buscan es embaucar más no convencer a las personas electoras que lo que realmente merecen son propuestas a las problemáticas cotidianas, y de alguna forma eso es una gran falta de respeto, tratan a los potenciales electores como personas que no razonan.
Unos dicen que los otros mienten, los otros que los unos solo destruyen, aprovechan temas muy sentidos, como la dolorosa pandemia, para echarse porras o para tirarse piedras; la tragedia de la Línea 12; la corrupción de los viejos gobiernos y la queja del nuevo. Pero nadie expresa una idea clara que pueda modificar la realidad de los millones que viven en pobreza extrema, de quienes no tienen acceso a salud, alimentación, una casa, educación y una vida digna.
En estas campañas hay quienes llegan en ataúdes, prometen aumento de busto, se sientan en charcos con los niños de las comunidades, todos y todas las candidatas comen tacos en las esquinas, cuando nunca antes lo habían hecho, es más ni los conocían en esas colonias; han ordeñado vacas, clavado una tabla, apoyado a un adulto mayor y un largo etcétera de cuestiones para llamar la atención.
Pero sería mejor que las llamadas de atención a la ciudadanía sean con ofertas electorales serias, que atiendan necesidades básicas de la ciudadanía, de un compromiso real que legitime a las personas representantes populares frente a las votantes, por el momento no es suficiente obtener la mayoría en las urnas, lo que realmente debemos evaluar es el compromiso y la palabra cumplida, y esta es una oportunidad vital: muchas candidaturas son de reelección, es pues el momento ideal de calificar el trabajo realizado.
Y si en algunos casos no es por reelección, si es una aspiración a otro cargo, por tanto, también resulta una oportunidad de evaluación a la promesa empeñada hace tres años y revisar que tanto se cumplió en el otro encargo para el cual se le dio la confianza para representar a su pueblo.
La realidad es que los 60 o 45 días de campaña, dependiendo el tipo de candidatura, no han sido aprovechados para generar confianza en las personas para que salgan a votar, más allá del tema de pandemia y los protocolos sanitarios, la verdadera animadversión a participar cívicamente tiene que ver con la falta de resultados de quienes ejercen los cargos de elección popular, sin duda alguna existe desconfianza en aquellos que promueven su imagen con recursos públicos.
Les restan solo 10 días, en los que seguramente las y los candidatos no podrán cambiar la percepción que ya generaron en quienes emitirán su voto el 6 de junio próximo, pero si es una oportunidad para los electores, para su reflexión y mejor toma de decisión, partiendo de que no se trata de dar una oportunidad para ser representados, sino razonar su actuar en los distintos cargos que ya han desempeñado, aunado a que aún tenemos tiempo de analizar sus palabras y ofertas.
Lo cierto es que el hecho de que no hubo oportunidad de actos multitudinarios, por el tema de la contingencia sanitaria, ha tenido como consecuencia que muchas campañas pasen desapercibidas, particularmente de los partidos políticos que participan por primera vez, ya que tienen menos tiempo en radio y televisión para promocionar sus campañas y ha sido evidente que ninguna fuerza política, alianza o coalición fue creativo para llegar a la ciudadanía con sus propuestas de otra forma que no sean las reuniones, por cierto, las llamadas telefónicas han sido por demás molestas para las personas, porque no diseñaron un mensaje breve y de impacto, y lo peor es que se realizaron en horas inadecuadas.
Otra de las pésimas estrategias ha sido el excesivo mal uso a las encuestas, con eso, los partidos políticos consideraron que podían generar un ánimo de simpatía, e inclusive que incrementarían los puntos de diferencia de sus candidaturas frente a las de sus adversarios, la verdad es que, a estas alturas de la contienda, nadie toma con seriedad las cifras que indiscriminadamente se publicitan en medios de comunicación impresa o televisiva, pasando como notas periodísticas, sin embargo, ha sido tan desmedida la difusión que pareciera propaganda pagada.
Se une a la difusión de campaña fallida, la realización de los debates, pues ha sido una oportunidad desperdiciada, ya que no hubo campañas como en otros tiempos, un debate se convierte en el momento idóneo para lograr llegar a los electores, con propuestas serias, para nada hubo eso, nuevamente utilizaron esos minutos para descalificarse, desperdiciando los tiempos del Estado.
Será casi imposible que en los 10 días que restan las candidaturas logren hacer llegar un mensaje que cambie el sentido del voto de cualquier persona, muchos votos llegarán porque la militancia o simpatizantes están cautivos, otros tantos votos serán razonados por aquellas personas que no son militantes, otros votos caerán al tin marín, y el peor escenario será el abstencionismo, ojalá y no, y que tampoco existan votos nulos en exceso.
Del 3 al 5 de junio será el tiempo de veda y de reflexión, razonemos nuestro voto con la finalidad de mejorar nuestro entorno y en la medida de lo posible nuestra vida.