Por. Ivonne Melgar
“La última vez que chequé la Constitución, yo era pueblo. Porque soy ciudadana mexicana y todos somos pueblo. Y yo me rehúso al encogimiento de la patria, porque la patria es de todos, no es de la 4T”.
Es la reflexión de Denise Dresser, una voz indispensable en el debate político nacional.
Maestra, feminista, siempre dispuesta al diálogo y a la construcción de entendimiento, la columnista de lectura obligatoria en cada edición de lunes del periódico Reforma, conversó con nosotros este primero de mayo en el espacio Retrovisor Electoral en Vivo, transmitido vía Instagram de 7 a 8 de la noche todos los sábados.
Pero no quiero perder la oportunidad de compartirles parte de sus reflexiones sobre por qué la virulencia del gobierno, del presidente López Obrador y de sus seguidores hacia quienes históricamente han ejercido, como ella, la crítica, la vigilancia, el análisis y la revisión del poder.
De entrada, Denise Dresser rechazó la idea de colocarse dentro de los intelectuales.
“Soy escritora, analista, activista, maestra. Y creo en la defensa de la verdad desde múltiples trincheras: la ciudadanía, el periodismo, los medios, los expertos, los técnicos. Y el problema para México hoy es un problema que no es específicamente mexicano. Es algo que ya vivió Estados Unidos; que vive Rusia, con Putin; Turquía con Erdogan; Filipinas con Duterte; Brasil con Bolsonaro.
“Líderes populistas, autoritarios, de izquierda o derecha que, para desactivar la crítica, comienzan a calificar esa crítica como fake news, como información falsa. Y todos ellos argumentan que tienen otros datos y que poseen otra verdad. Una verdad inconocible, porque el presidente constantemente dice que tiene otros datos, pero el INAI lleva meses insistiendo en que presidencia de la República haga públicos esos datos, y se niega a hacerlo, como si no los tuviera.
“Pero la estrategia política es decir que los opositores son proveedores de fake news. Entonces se busca generar un clima en el cual ya nadie sabe la verdad. Y como ya nadie sabe la verdad, y nadie sabe cuáles son los datos verdaderos, pues hay que apostarle a alguien y al presidente hay que tener fe, y lo que pide el presidente López Obrador de sus seguidores es la fe, no es la razón, no es la auscultación, es algo emocional. No es la apuesta a la conexión racional, es la apuesta a las buenas intenciones, a la calidad moral. No es la apuesta a la evidencia”.
CÓMO ENFRETAR LA VERDAD DEL ACTO DE FE
A la pregunta de cómo enfrentar esas verdades alternas, post verdades que derivan en propaganda, la politóloga planteó que, efectivamente, el problema en México es que la oposición tiene poca credibilidad cuando ofrece que proveerá otra verdad.
“Entonces, quienes tienen que hacerlo son organizaciones como México Evalúa, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el propio Coneval que ha demostrado su independencia, el INAI diciendo, señor presidente esta iniciativa de los datos biométricos viola la Constitución y son los periodistas de a pie de todos los días sacando notas”, enumeró.
“Hay un historiador de Yale que me gusta mucho Timothy Snyder, que escribió un pequeño libro que se llama Contra la tiranía. Lo escribió cuando Trump llegó al poder y él es historiador de Europa, y de entre guerras y del surgimiento del fenómeno del fascismo. Contra la tiranía era un pequeño manual ciudadano sobre cómo enfrentar a Donal Trump, pero sirve para manual ciudadano, para cualquiera que se enfrente a gobiernos con compulsiones autoritarias. Y él dice algo que es muy cierto: la posverdad, cuando ya nadie sabe la verdad, pavimenta el camino al prefascismo.
“Y no estoy diciendo que México esté en camino al fascismo, pero sí estoy diciendo que el clima de posverdad, en el cual la gente ya no sabe en quién creer, y hay alguien que se erige como el salvador providencial, en nombre de la patria apelando a versiones bíblicas de la verdad, eso, en la historia, nunca ha acabado bien, termina en las peores arbitrariedades, en gobiernos más corruptos, que cercenan derechos y que más aplastan a los ciudadanos.
“Entonces, hay que estar alertas, y hay que darle credibilidad y defender la credibilidad de los proveedores de la verdad, porque sí hay una cosa que se llama datos; sí hay una cosa que se llama evidencia; sí hay una cosa que se llama ciencia. Y no por la creencia en un hombre debemos abdicar al uso de la razón, porque entonces ingresamos al mundo de los que nos dicen que la tierra es plana, y de pronto todos empiezan a creer que la tierra es plana, cuando llevábamos ya cientos de años entendiendo lo que la ciencia nos llevó a entender”, planteó Dresser.
Y en la defensa de los proveedores de la verdad, destacan otras causas que ahora pretenden negarse desde el poder, advierte la escritora y académica del ITAM.
“(Debemos defender) Que el cambio climático es real, que la violencia contra las mujeres está documentada, que las adjudicaciones directas producen corrupción, que la ausencia de contrapesos lleva al autoritarismo. Todo eso es incontrovertible y ojalá fuera la verdad común, alrededor de la cual pudiéramos formar equipo para defender la posibilidad de una democracia mejor. No estoy diciendo defender la democracia que teníamos bajo el PRI o el PAN, sino defender la posibilidad de un México mejor, no uno peor”.
Precisó que un mejor país es el que le apuesta a insisto la ciencia, a la movilidad social, a la innovación, al diálogo con el mundo. “Pocas cosas me han entristecido más que ver a la 4T arrebatándole recursos a los investigadores; recortando recursos para la ciencia y la investigación; cancelando las becas para estudiar en el extranjero, porque eso va haciendo una patria más encerrada, autárquica, más chiquita, donde a muchos se nos dice ya cállate, porque no eres pueblo. Perdón señores y señoras de Morena: la última vez que yo chequé la Constitución, yo era pueblo”.
Respecto al reclamo de los defensores de las acciones gubernamentales bajo el señalamiento de que en México urgía tener más Estado frente a los poderes fácticos, Denise Dresser planteó que esto se ha confundido con la apropiación presidencial de órganos autónomos que tienen una misión fundacional y para la cual fueron formados.
“El gran problema de México es la ausencia de Estado de Derecho. No lo hemos tenido. No es que lo teníamos antes. Los panistas y priistas dicen hay que defender el Estado de Derecho, como si hubiera existido, cuando no es así. No lo hemos logrado construir. Y si un presidente empieza a violar la ley y reiteradamente a saltarse la Constitución, ¿Qué genera? Genera una enorme zozobra, incertidumbre. Y si eres un pequeño, mediano, gran empresario, qué haces frente un a presidente del que no sabes qué va a hacer mañana, pues ya no inviertes, ya no generas empleo, ya no creas tu fábrica, despides a tu gente, te vas del país, o cierras tu restaurante, tu changarro. Y eso produce más pobreza, más concentración de la riqueza, porque, además, es un presidente que no toca al gran capital: no ha habido una reforma fiscal progresiva, como la que acaba de proponer Biden en Estados Unidos”, expuso.
Alertó que, si bien las transferencias de dinero que da el gobierno alivian la pobreza, ésta sólo se supera generando riqueza y distribuyéndola mejor. “No hay de otra, no hay caminos que nos podamos saltar”.
La entrevista completa se puede consultar en:
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