La sesión pública de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, llevada a cabo el lunes pasado, generó inquietudes por el comportamiento de quienes integran el Pleno, un tanto porque fue claro que no existe el ánimo de transitar en un mismo sentido en temas de interés colectivo y por otro lado porque queda de manifiesto la gran división que existe, que no solo tiene que ver con diversas posturas jurídicas y de interpretación, sino con la gobernabilidad del máximo tribunal electoral del país.
Fueron evidentes, durante la discusión, los argumentos contradictorios, respondiendo o tratando de contra argumentar la opinión de alguna otra persona integrante del Pleno, por momentos, después de casi cuatro horas de discusión en círculos, reinó la confusión en cuanto a qué y cómo se había votado respecto de la paridad y la obligatoriedad de cumplirla.
Lo peor vino después, con los comunicados para justificar lo que quisieron aprobar durante su discusión: vincular en la medida de lo posible a los partidos políticos para que incluyan al mayor número de mujeres en las candidaturas a las 15 gubernaturas que se elegirán el próximo 6 de junio de 2021.
En la resolución se determinó revocar el acuerdo del Instituto Nacional Electoral que obligaba a los partidos políticos a postular en siete de las 15 candidaturas a mujeres, pero vinculando a que observen el principio constitucional de paridad, pareciera contradictoria la determinación, pues concluye en sostener que en la medida de lo posible sean postuladas por lo menos la mitad de mujeres, eso decía grosso modo el boletín del 17 de diciembre, a tres días de la sesión y en la que aún no concluían con el engrose anunciado en la sesión pública, mismo que ya no existe en la página del TEPJF.
Es lamentable que, ante el cumplimiento de un principio constitucional se haya dado una discusión respecto de vincular o exhortar a los partidos políticos, sin embargo, quedará a la discrecionalidad de las dirigencias partidistas la postulación, que sin lugar a dudas lo cumplirán “en la medida de lo posible”, ya que ninguno de ellos querrá cargar con el costo político del castigo del voto por dejar a las mujeres de lado.
Desgraciadamente la lectura es qué significa vinculante y los alcances de “en la medida de lo posible”, ya que podría significar muchas cosas que, ante la no obligatoriedad, pueda no cumplirse y alegando la imposibilidad material para la postulación en “el mayor número posible”, reducirse a las buenas intenciones.
Desde la reforma de 2019, constitucionalmente las instituciones del Estado Mexicano se encuentran obligadas a observar la paridad en los cargos, empleos o comisiones, en igualdad de condiciones entre hombres y mujeres, al día de hoy la discusión existe solo para los cargos de las 15 gubernaturas, ya que son cargos unipersonales, por tanto, es el cargo en el que las mujeres no han sido ni postuladas ni votadas en condiciones paritarias, por lo que, requiere de medidas compensatorias, quizá por única ocasión para lograr que las mujeres accedan al máximo cargo de los ejecutivos en las entidades federativas.
Es en este proceso electoral la oportunidad inmediata e idónea para materializar el arribo de las mujeres a ese cargo, y de alguna forma, parece ser que es lo votado por el Pleno de la Sala Superior, el tema es que, debe ser sin regateos, no a punta de sentencias como ha sido el tema de la incursión de las mujeres en el ámbito político y en la vida pública.
Las cuotas han quedado solo para la consulta histórica de la vida política en México, no puede regresar esa discusión a la mesa, las recientes reformas electorales se encaminan a la efectiva participación de las mujeres, en condiciones de igualdad y equidad además de seguridad, por tanto, estoy convencida que los partidos políticos buscarán llevar el mayor número de mujeres, sin que sea como esa llamada a misa de “en la medida de lo posible”, ya que eso, puede ser optativo al grado de reducirlo al absurdo que muchas veces se escuchó: “no hay mujeres que quieran participar”.
Si las hay, en cada entidad, en todos los partidos políticos y fuera de ellos, con la suficiente fuerza y capacidad para llevar a cabo una campaña política y gobernar sus estados, no están debajo de las piedras. Que sirva la absurda discusión del Pleno de la Sala Superior, para incentivar el voto por mujeres en los cargos de elección popular, para que no volvamos a escuchar si vincular o exhortar a los partidos a que las tomen en cuenta en las candidaturas.
Desde el año pasado, debiera ser natural el acceso de las mujeres a los distintos cargos y encargos, pero no, hay resistencias, del propio sistema, humanos, legales, otros son legaloides, las peores son de voluntades, pero si es necesario estar en pie de lucha desde cualquier trinchera para que más mujeres lleguen y accedan; sirva esta colaboración como bandera para exigir los espacios que le corresponden a la mitad de género femenino que habita esta nación.