Las Tres Muertes de Marisela Escobedo es el nombre del documental recientemente estrenado en Netflix en el que se detalla la historia de la activista mexicana asesinada en la búsqueda de justicia por el también asesinato de su hija Rubí, de 17 años, a manos de su pareja.
Fue nombrado así pues muestra literalmente las tres muertes de Marisela Escobedo; una, cuando murió su hija en el 2008; un año después, cuando los jueces del Poder Judicial, aun teniéndolo confeso, dejaron libre al feminicida de su hija; en el 2010, cuando desafortunadamente un sicario acabó con su vida mientras se manifestaba frente al palacio de gobierno de Chihuahua.
Aunado a que este año se cumplen 10 años del asesinato de Marisela y que desde hace un año varias organizaciones enviaron una petición inicial a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para pedir justicia a nivel internacional, el documental refleja la violencia institucional que sufren las mujeres en México a través de trabas y funcionarios y leyes sin una perspectiva de género, así como la impunidad y la indiferencia en un país donde el drama de Marisela no es aislado.
En promedio 10 mujeres mueren en México por el simple hecho de serlo y muchas de sus madres tienen que buscar por su cuenta sus cuerpos o tratar (sin éxito) de conseguir justicia.
La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos alertó el año pasado sobre las más de 9 mil mujeres desaparecidas en México, en la ceremonia conmemorativa por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en enero de 2019 más de 300 mujeres fueron asesinadas en el país, eso quiere decir alrededor de 10 mujeres asesinadas diariamente en México (RT 09-03-2019).
Para diversos analistas, si bien la violencia en el país y la presencia de grupos delictivos han generado una dinámica en la que la violencia de la mujer se ha visto disparada, es innegable que la impunidad imperante en los órganos gubernamentales ha propiciado el incremento de muertes y desapariciones de mujeres y niñas a manos de sus parejas y /o familiares, conocidos, etcétera.
Ejemplo de ello es que 46 de cada 100 asesinatos de mujeres que deben investigarse como feminicidios, crimen que contempla la violencia de género, se catalogan sólo como homicidios dolosos, lo que abona a una impunidad de cerca de 97 por ciento, reveló un estudio presentado el pasado mes de marzo por la asociación Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
En el sexenio de 2012 a 2018, el gobierno reportó 12 mil 374 homicidios dolosos de mujeres, pero MCCI y Connectas contabilizaron 2 mil 646 que debieron investigarse como feminicidios, por lo que deben sumarse a los 3 mil 56 que sí se registraron de forma oficial, explicó en una entrevista la autora del reporte, Valeria Durán. (EFE 05-03-2020). Aunque los datos corresponden al gobierno anterior, la activista no percibe muchos cambios en la nueva administración federal.
Y ante esto, feministas toman las calles. Resulta imposible permanecer impávidas mientras nuestras hermanas, hijas, amigas, desaparecen. Madres recorren el país buscando entre fosas y rogando por justicia por sus desaparecidas. Sin diferencia de pañuelos, o ideologías en cada marcha, en cada mujer que toma las calles parece retumbar el clamor “Marisela, escucha estamos en tu lucha. #NiUnaMás”.