La partida de Quino deja un hueco irreparable. Las vidas de sus personajes, que creíamos eternas, tienen ahora un principio y un final. Un final que coincide con la crisis de un mundo convulso que el humorista gráfico nos ayudaba a navegar. Afortunadamente, su legado seguirá acompañándonos, a través de esos tiempos que creamos incomprensibles. Su humor agudo, pero a la vez sutil y sensible, seguirá siendo agua fresca para las almas sedientas. Mientras nos juguemos en la palabra plena del amor y el humor la vida va!