¿Qué motiva a una madre soltera a dejar a sus hijos para buscar trabajo en otro país?
De acuerdo con el Centro de los Derechos del Migrante (CDM), el tres por ciento del total de los participantes del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá son mujeres, una cifra que denota la necesidad de aquellas que, como cabeza de familia, se ven obligadas a migrar.
Si bien el incremento de este fenómeno responde a una tendencia mundial de cambios en el mercado de trabajo basado en visas de trabajo temporal, la generación de empleos a madres sin pareja y madres de familia también detona un impacto importante a nivel económico y político que transgrede las relaciones culturales y afectivas de las sociedades.
En el caso de las mujeres migrantes mexicanas, la situación humanitaria muchas veces pasa inadvertida debido a la falta de programas que atiendan sus diferentes necesidades, así lo evidencia Migranta con M de mamá, último trabajo cinematográfico de Aaraón Díaz Mendiburo basado en sus diferentes investigaciones.
Sus trabajos, además de detonar la apertura al diálogo, buscan visibilizar una realidad poco abordada en México, sobre todo aquella que tiene que ver con la labor de las madres solteras.
En entrevista para UNAM Global, Díaz Mendiburo refirió que este programa, vigente desde hace casi 30 años, sólo ve la parte de la retribución económica y no lo que implica la separación familiar. “De por sí la vida cotidiana de un migrante no es vista por las instituciones; ellos no son máquinas de trabajo o solamente empleados, son seres humanos con otros objetivos en la vida”.
Su estancia por el país norteamericano le permitió darse cuenta de las precariedades, sufrimientos, sueños y abusos que viven sus connacionales, quienes han tenido que buscar en otros lados las oportunidades que su país de origen les ha negado. De ahí su necesidad de mostrar las diferentes aristas en torno a la migración laboral.
Amante del Séptimo Arte, el académico del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM piensa que migrar en busca del sueño es algo “muy propio” del ser humano. Si bien es un comportamiento aprendido que un porcentaje muy pequeño de la población mundial lleva a cabo, no deja de ser doloroso y muchas veces cruel: “porque tiene que ver con desprendimientos, con arraigos, con la identidad, con los contextos culturales, con los lugares que dejas… Tiene que ver con las interacciones sociales”.
Desde su perspectiva, este tipo de programas muestran al gobierno de Canadá como un país precursor y respetuoso de los derechos laborales y humanos, algo que dista mucho de la realidad, ya que sin programas que construyan redes de apoyo para el migrante, difícilmente su estancia laboral en el país norteamericano impacte de forma positiva en la relación con sus familias.
“Por eso estos documentales van dirigidos a todos los seres humanos que no han tenido la oportunidad ni las posibilidades de descubrir cómo son las mujeres migrantes, de poder ver más allá. Pero también va dirigido a aquellos que no han tenido la fortuna de encontrarse con aquella literatura que les regale la posibilidad de descubrir otras maneras de existir que enriquezcan su forma de concebir la vida”.
Como documentalista independiente, Aaraón Díaz ha dirigido y producido Migrantes: los que venimos de adentro (2007), Matices: migración “temporal” en Canadá (2011) y Migranta con M de mamá (2020), documental que, si la pandemia lo permite, podremos ver su estreno este mismo año en alguna sala cinematográfica.
UNAM Global