Hay pecados por acción y omisión, aunque también podría agregarse el concepto de que lo sea por inducción. El actual gobierno federal está matando a miles de niños, jóvenes y adultos, haciendo oídos sordos, cayendo en negligencia letal.
Centenares de pequeñitos que iban dando pasos firmes en su tratamiento contra el cáncer, por falta de medicamentos están teniendo recaídas, su salud está retrocediendo. Para algunos de ellos, en el mejor de los casos, esto significará seis meses o un año más de vivir con dolor y tratamientos. Para otros, en el peor de los casos, significará la muerte.
No hay medicamentos para enfrentar el cáncer, no hay quimioterapias y no hay respuesta de las autoridades federales, que incomprensiblemente suspendieron programas de salud (como el Seguro Popular) y compra de medicamento (a través del INSABI) que estaban salvando vidas.
Cómo olvidar al Andrés Manuel López Obrador que levantaba rudamente la voz en la administración calderonista, acusando que la guerra contra el narcotráfico cobró miles de vidas. Sin embargo, él ha resultado peor, ha dejado a los niños y a sus padres enfrentarse solos en una cruenta batalla. Les ha quitado el yelmo, el escudo y la espada.
Un tratamiento semanal contra el cáncer, al paciente suele costarle alrededor de 12 mil pesos. La mayoría de los mexicanos no cuenta con los recursos que se requieren para comprar los medicamentos para combatir el padecimiento oncológico. Los pequeñitos, el supuesto futuro de México, se están jugando la vida sin medicinas.
Hace poco les habíamos comprado su sensibilidad hacia la infancia mexicana con su frase de: ¡Con los niños, no! Ahora el pueblo entero le grita esas mismas palabras.
Y no, señor presidente, nadie paga estas líneas para reclamarle su política de Salud en la desatención a los niños con cáncer. Ya ni hablemos del manejo de la emergencia sanitaria por el COVID-19, ese es otro tema, también con muchos hilos que cortar.
No tome las críticas de la Prensa como enemistad. La realidad es que se está asesinando a niños y jóvenes por acción y por omisión. Y de paso a la libertad de expresión se le reprime por inducción con comentarios despectivos, agresivos y desdeñosos que expresa con frecuencia.
¡Para eso existe la libertad de expresión, para señalar lo que políticos y gobernantes tienen que corregir! ¡Tenga cuidado, su gobierno se está volviendo genocida, están matando a los niños y jóvenes con cáncer y de paso la esperanza que los padres de esos menores pusieron en usted!