Después de que la Secretaría de Educación Pública emitió la información, que la educación será por televisión para evitar contagios por la pandemia que vivimos. Se han hecho todo tipo de comentarios, lo importante de este gran cambio de medio, y transmitir conocimiento, incluye la resignificación del medio, el entorno, y su obligada transformación; que deberá corresponder a la Secretaría de Educación. Vamos en orden, “resignificación” es dar un nuevo significado, es decir, si la televisión significaba “entretenimiento” para el televidente, ahora será necesario dar el nuevo significado a la pantalla de televisión; ahora ésta emitirá “clases educativas”. Y éstas a su vez, deben tener un nuevo significado, y nueva didáctica, nueva estructura, nuevo diseño de emitir conocimiento; por ende, la palabra “clases” también deberá tener un nuevo significado, o ser sustituida.
¿Clases televisadas? ¡Que terrible!, de sólo imaginar el formato presencial, acompañado del conductor en turno de la televisora, da escalofrío pensarlo. Este tema no es emergente, ya han existido programas de educación por televisión, no solo por parte de “Televisión Educativa”, sino, por parte de Discovery Channel, National Geografic, BBC, y la lista de cadenas sigue.
El formato de las “clases” debe ser cambiado. Se entiende que la presencia del conductor por parte de la televisora obedece al contrato de trabajo que tiene con la empresa. Sin embargo, “el televidente” que cambia a “estudiante”, ¿cómo debe dar un nuevo significado de quién condujera un programa de entretenimiento, ahora será un “maestro”?
Se aproxima una crisis sígnica para los estudiantes, respecto al entorno, éste debe tener nuevos significados, hemos tenido meses viviendo esta situación de “Quédate en casa”; sabemos que desafortunadamente, no todos han podido lograr el confinamiento, sean las razones que sean (economía o incredulidad del tema). El significado de “estar en casa” se ha comprendido como vivir en pijama y comer (entre otras cosas), la crisis sígnica llegó a los adultos cuando tuvieron que “trabajar en línea” (los que conservaron su trabajo), ahora toca a sus hijos dar el nuevo significado de estudiar, y esto va a requerir apoyo por parte de los adultos que se supone ya lo experimentamos.
El entorno familiar para el sector social que tomarán clases por televisión, deberá acondicionar el significado “casa”, sí, que “los hijos estén en casa”, obligadamente deberá construirse en otro significado.
Por parte su la SEP no ha indicado los criterios de desempeño, ni los criterios para evaluar, es incompatible dar una calificación numérica en este formato. La estructura de calificación por parte de la Secretaría de Educación, por décadas ha tenido escala del cero al diez. Si los cambios en un etiquetado de refrescos han sido cambiados por “exceso” de equis contenido, sería una buena oportunidad para revalorar la calificación por una cualificación, pero esta vez no solo será por parte de la SEP al estudiante, sino, de los padres o tutores directamente al programa académico que la Secretaría ha diseñado. “Exceso de” y “Sobra de” contenidos serán señalados. ¿Este es el punto ciego de la institución educativa ante la democracia televidente? O el “mediador”, la empresa privada (televisoras), ¿Será un filtro que distrae el mensaje de contenidos escolares?
Esta nueva modalidad, abrirá un sin fin de posibilidades entre los televidentes-estudiantes, los espectadores-escolarizados. Para los de “las clases” por internet, estar frente a la pantalla que antes le brindaba entretenimiento, será muy similar en crisis de significados, es muy posible que en los adolescentes, el dinero destinado que tenían para “navegar”, ingrese en una jerarquía de valores entre sus “aplicaciones” y sus “clases”. Un sin fin de posibilidades comienza la siguiente semana. (Quizás las clases se conviertan en aplicaciones con certificaciones de la SEP. Esta es otra opción de transformación de escuelas privadas).
Desde el punto de vista de lo visual, por fortuna, “el apagón analógico” que sucedió el 17 de diciembre de 2015, aportó a quitar las televisiones analógicas, y digo que aportó, porque la estructura que tiene el encuadre de dicho televisor, no es el apropiado para la percepción visual y su objetivo de cognición intelectual, las pantallas digitales, al tener un diseño de “rectángulo” obedece a la estructura visual del espectador, sin embargo, las múltiples variantes de éstas (plasma, led, 3D…) ofrecen una optimización de la imagen para su visión, sin embargo, para tener atención escolarizada a través de éstas, el estrés visual estará presente en los primeros meses, en lo que se adapta el estudiante-televidente.
Recomendaciones para recibir el nuevo ciclo escolar televisado: Quite distractores junto a la pantalla donde se tomará la clase, me refiero a posters con colores llamativos, juegos, comida; el ojo humano obedece a esos estímulos visuales que fungen como distractores. Tome conciencia del sonido o ruido que hay alrededor, evite movimiento cercano a la pantalla, esto puede ser un pasillo, las mascotas inquietas, algún adorno que cuelgue y se mueva… el movimiento es un distractor de la atención. Independientemente de las dinámicas que se propongan en las clases, para evitar el estrés visual se recomienda hacer ejercicios de mirar a lo lejos y posteriormente observar de cerca, esto hacerlo por un minuto. El ojo humano está conformado para observar sin estrés el color verde (por eso los pizarrones son verdes, los pizarrones de color blanco compensan con aulas más iluminadas), al estar frente a una pantalla por equis tiempo, los colores vívidos de las nuevas pantallas saturan la percepción visual y estresa el ojo.
Reduzca el brillo de su pantalla después de cierto tiempo, procure que la luz de la ventana no incida en la pantalla, está resta información visual y genera puntos ciegos.
No solo la población debe construir nuevos significados de su espacio personal, sino que las instituciones educativas, en especial la SEP, debe crear nuevas formas y criterios de valoración, formatos de educación, diseños didácticos, contenidos temáticos, apoyos académicos, estimulación autodidáctica y medios propios de transmisión. Todo esto en un entorno social de violencia intrafamiliar, hacinamiento, y una mayoría de población con estándares de baja comprensión lectora y bajos niveles en resultados analíticos matemáticos.
El reto es muy grande.
Cristina Ortega. Fotógrafa desde hace 27 años, amante de la imagen en cualquiera de sus expresiones, fundadora de Arte NiNi A.C. Doctorante del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades – U.N.A.M. y U.A. de C.
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